Alrededor de 2.000 navarros consumen éxtasis con cierta asiduidad. Cuando se elaboraron las últimas estadísticas sobre droga en la Comunidad foral, ya en 1997, un 2,6% de los jóvenes de entre 15 y 25 años reconocieron que habían tomado este estimulante durante el mes anterior a cuando le hicieron la encuesta. Otro 7,6% (equivale a unos 5.700 de los 75.0000 navarros en esa edad) reconoció haberlo probado o tomado de forma esporádica. Desde aquella encuesta se considera que en Navarra se ha estabilizado el consumo de esta droga, habitual sobre todo durante los fines de semana.

Navarra no ha conocido graves problemas relacionados con el éxtasis. No se ha sabido de muertes, como la de los dos jóvenes fallecidos este fin de semana en una fiesta multitudinaria en Málaga. Tampoco han sido demasiados consumidores los que han requeridos los servicios sanitarios. La memoria del Plan Foral de Drogodependencias referida a 1999 recoge que 16 personas acudieron a los centros de salud para tratarse de sus problemas con estimulantes, entre los que se encuentra el éxtasis o las anfetaminas, y que los hospitales ingresaron a 25 por las reacciones que les causaron drogas que no eran ni heroína ni alcohol.

Pero en Navarra se consume éxtasis desde hace cerca de una década. Tanto como para llevar al Plan Foral de Drogodependencias a elaborar el año pasado un estudio que analizaba su presencia en Navarra e interrogaba a sus consumidores sobre las razones por las que consumían esta droga, los efectos que sentían y los riesgos que percibían. De esta publicación, El fenómeno de las drogas de síntesis en Navarra, están tomados los testimonios que se recogen a continuación.

Popularización

Los encuestados refieren que la expansión del éxtasis se produjo a mediados de los noventa. En los últimos años su consumo parece haberse estancado. «Las pastillas en Navarra llevarán 12 años o una cosa así. Al principio eran muy poquitas y muy caras. Pero la pastilla tuvo un auge muy fuerte hace 5 o 6 años», explica uno de los entrevistados en el estudio. Otro matiza que el fenómeno actualmente «está por lo menos estabilizado».

Los consumidores y los efectos

Aunque uno de los entrevistados dice que los usuarios del éxtasis «son de los más variopinto… gente más o menos joven, que le gusta salir de marcha», por lo general este estimulante se asocia a la música «bakalao». «Está como muy metida en el mismo paquete: cierto tipo de «ciego» con cierto tipo de ambiente», asegura uno de los participantes en el estudio. «No es que la música de baile lleve a las pastillas, pero por los efectos es una droga que con esta música va muy bien», admite otro. Casi todos lo consumen en grupo («Es como el que va a tomar copas con sus amigos. Cada «viaje» paga uno la ronda»), durante las salidas del fin de semana y para obtener una satisfacción inmediata («La gozas, lo ves de otra manera, estás feliz. Hablas con uno, con el otro», dice uno. «Vives todo más intenso», señala otro).

Los riesgos

Algunos consumidores han comenzado a ver en compañeros suyos o en ellos mismos los riesgos del consumo habitual del éxtasis. «Se nota gente que está un poco desquiciada, que se «emparanoya» mucho», relata uno. Otro entrevistado describe a los encuestadores: «Tú te vas de «mambo» todo el fin de semana de pastillas y todavía estás el miércoles que dices: «Ufff… no soy yo»».