En cuatro consecuencias o productos concretó  la investigadora venezolana Lola Aniyar de Castro, precursora de la criminología crítica en América Latina, ex gobernadora del estado Zulia (1994),  los resultados de la guerra contra las  drogas en la región.  Así lo registra el Boletín final de la I Conferencia  Latinoamericana de Políticas de Drogas y la VII Conferencia Nacional, convocada por la asociación civil Intercambios, organización no gubernamental con sede en Argentina, evento que se realizó entre el 6 y el 7 de agosto en Buenos Aires.  

En dicho boletín se puede leer que “La célebre criminóloga venezolana, Lola Aniyar de Castro, jurado del Premio Internacional Estocolmo en Criminología y profesora titular emérita de la Universidad del Zulia, sintetizó en cuatro productos la guerra contra las drogas: 1) ríos de sangre (el crecimiento desmesurado de la violencia por el control de los mercados y del poder político); 2) un estado paralelo; 3) incapacidad de sustituir la economía de la droga por la economía tradicional y 4) la expansión del consumo. Además, señaló como dos tareas pendientes la reflexión acerca de la distancia entre espacios de reflexión académica y los espacios políticos en el tema droga y lo difícil que es encontrar posturas legislativas críticas en Latinoamérica”.

Enfatizó la ponente que tal política constituye “un modelo bélico que produce la banalización de la muerte: se asesina a pobres, negros, jóvenes. La ley penal es para la clase baja”.

La profesora Aniyar ha realizado diversos estudios acerca de esos temas,  vinculándolos a la situación de los pobres en general y al caso de las mujeres.  En  “Mujeres invisibles: las cáceles femeninas en América  Latina”,  trabajo suyo publicado en la revista NUEVA SOCIEDAD No 208, marzo-abril de 2007, se refiere al “incremento de mujeres detenidas por delitos relacionados con el microtráfico de drogas”, anotando que el hecho no es casual, que se explica porque “Se trata de una actividad que les permite seguir desempeñando los roles de madre, esposa, abuela y dueña de casa” Agrega que “Muchas veces es la mujer quien se encarga de la venta de drogas proporcionadas por los varones, ya sea para tapar las conductas infractoras de sus parientes hombres o por razones de sobrevivencia, ya que esta actividad ilícita les permite sustentar los gastos de alimentación de su familia.”.