Hard rock. Esa música que escuchan aquellos que dicen ser rudos y se alejan de su realidad con altos decibeles. Luis Fernández escogió esos sonidos metálicos para otorgar personalidad al montaje de High. El texto más reciente de Matthew Lombardo tomó un vuelo Nueva York-Caracas en las maletas de la productora Mimí Lazo y su esposo.

Al estar en suelo criollo, el Teatro Trasnocho lo recibió. Allí se interpreta los viernes y sábados a las 10:00 pm y los domingos a las 8:00 pm. Las funciones desde su estreno ­el pasado 20 de enero­ han estado, en su mayoría, agotadas.

En una escenografía gris armónica con el vestuario se rompe el neutro con toques amarillos. Tres personajes cobran vida en la piel de actores venezolanos: Carlota Sosa es la monja Helena, Christian McGaffne encarna a Andy y Luis Fernández y Rafael Romero alternan en el papel del padre Miguel.

High es un drama puro y duro desde que inicia.

Andy es un adicto inserto en un centro de rehabilitación cristiano, pero aún consume y se mantiene lejos de todo lo que le rodea.

La hermana Helena acepta colaborar en la recuperación del joven de 19 años, tras verse inmerso en un incidente legal. Ella encuentra que su esfuerzo por ayudarlo a combatir su drogadicción revela secretos que ninguno de los involucrados está preparado para enfrentar.

Se trata de un guión lleno de sarcasmos, estupefacientes, rabia y dolor. Todo conjugado con la omnipresencia de Dios, en busca de la redención de Andy. Se dicen citas bíblicas relacionadas al contexto como: «Porque lo que hago no es el bien que quiero hacer.

El mal no quiero hacerlo, pero es lo que hago», Romanos 7:19.

UN CHICO SIN OPORTUNIDAD

Desde los 6 años, Andy asistía a su madre en su trabajo como prostituta.

Las sustancias ilegales y la explotación sexual eran su cotidianidad, pero a los 10 años se convirtieron en la causa que dominaba su vida. Por tanto, en medio de su terapia con Helena, una novicia nada convencional, asevera que odia su vida. Es natural, «no tuvo oportunidad desde que nació».

McGaffne asume el papel con mucho acierto. Su trayectoria como actor de telenovelas agrupa participaciones en sólo cuatro producciones, más una en teatro en una obra de Moisés Kauffman. En este montaje, destaca por la limpia ejecución de una caracterización tan exigente y dramática.

Gracias a sus acciones, se deja ver que «todos tenemos una adicción», sin importar los prejuicios que se tengan. Como diría la hermana Helena: «Nos juzgamos los unos a los otros para hacer exactamente lo mismo».

Luego de su temporada en Caracas, High volará a Bogotá, en marzo próximo. Será la representación de Venezuela en el XIII Festival Iberoamericano de Teatro de la capital colombiana.