La infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) puede alterar las estructuras cerebrales en la misma manera en que se ven perjudicadas cuando una persona abusa de la metanfetamina, una droga estimulante.
En ambos casos, según revela un nuevo estudio, se alteran funciones cognitivas como el aprendizaje, la solución de problemas o la capacidad para procesar información. Si ambas condiciones se dan juntas, el daño es aún mayor.

Científicos de la Universidad de California (San Diego, EU) realizaron escáneres cerebrales y diversas pruebas para analizar los cambios que se producían en 103 adultos a los que dividieron en cuatro grupos diferentes: seropositivos que consumen metanfetamina, usuarios de la sustancia que no tienen el virus, pacientes con VIH que no toman la droga y adultos no drogadictos y sin la infección.

Los resultados, que aparecen en American Journal of Psychiatry, indican que el abuso de la metanfetamina está relacionado con una variación del volumen de la corteza parietal del cerebro, que ayuda a las personas a comprender lo que sucede a su alrededor, y del ganglio basal, una parte vinculada con la función motora y la motivación.
Por otro lado, la infección por VIH puede producir una pérdida considerable de volumen del córtex cerebral —implicada en la memoria, los pensamientos y el razonamiento—, del ganglio basal y del hipocampo, donde se procesa la memoria y el aprendizaje.
Peor rendimiento. «En los pacientes infectados por VIH, los daños cognitivos se relacionan con una disminución de las capacidades de trabajo, reducen la habilidad para conducir, dificultan el cumplimiento de la terapia para combatir el Sida y también perjudican otras actividades cotidianas, como por ejemplo, el manejo de dinero», explica el doctor Terry Jernigan, director del estudio.
Este experto añade que «aunque el efecto de la metanfetamina en el cerebro está menos estudiado que el del VIH sí se sabe que perjudica la capacidad para tomar decisiones, lo que podría influir en un mal seguimiento de la medicación».

En el caso concreto de los sujetos seropositivos que abusan de la metanfetamina, la investigación revela que los cambios de volumen en el cerebro y los daños cognitivos afectan principalmente a una zona: el hipocampo.
Una orientación para futuros trabajos. «A pesar de que los efectos de la metanfetamina y del VIH sobre el cerebro no son los mismos, sí que pueden afectar a las mismas regiones, por lo que comprender cómo interactúan ambas condiciones y qué mecanismos subyacen a las alteraciones cerebrales sería útil para conseguir tratamientos más eficaces», concluye la doctora Nora Volkow, directora del Instituto Nacional de Abuso de Drogas (NIDA). Esta experta señala además que estos descubrimientos «son útiles para futuras investigaciones».

Las alteraciones del cerebro generadas por el consumo de metanfetamina no varían significativamente en función de la cantidad de droga ingerida. Sin embargo, en el caso de los seropositivos, los daños cerebrales sí están directamente relacionados con la gravedad de la infección.

Un antibiótico protege al cerebro del virus del Sida

La minociclina, un antibiótico seguro, barato y fácilmente disponible, parece frenar los efectos neurodegenerativos del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), según se deduce de un estudio realizado con simios y publicado en la revista JAMA.

La enfermedad que el VIH produce en el sistema nervioso central se caracteriza por la inflamación, producción de mediadores neurotóxicos y destrucción de neuronas. Aunque muchos fármacos antirrretrovirales evitan la multiplicación de VIH en sangre, pocos medicamentos tienen efecto a nivel del sistema nervioso.

En los últimos años los tratamientos antirretrovirales han disminuido muchas de las complicaciones que el VIH produce a los pacientes infectados.

Sin embargo, la afectación del sistema nervioso no se ha reducido, por lo que es importante desarrollar tratamientos que puedan frenar el efecto perjudicial del virus en el cerebro.
Un grupo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins ha hecho un modelo experimental con macacos infectados por el virus de la inmunodeficiencia del simio (VIS), muy similar al VIH y con efectos similares sobre el cerebro, con el fin de comprobar cuál es el efecto de la minociclina sobre la lesión cerebral que produce el virus.

La minociclina es un antibiótico con importantes propiedades antiinflamatorias y neuroprotectoras, barato, que produce pocos efectos secundarios, y que se ha administrado a pacientes durante largos periodos de tiempo sin problemas.
Método de investigación. El estudio fue realizado con once macacos, a cinco se les infectó con el VIS y se les administró minociclina a los 21 días de la infección, en el momento en el que ha pasado la fase aguda de la enfermedad y el virus ya está empezando a afectar al cerebro. A otros seis macacos se les inoculó el virus pero no se les dio tratamiento.
De forma periódica se fue valorando la cantidad de virus que tenían en la sangre y en el líquido cefalorraquídeo. A los 84 días, lo que equivale a un periodo de enfermedad muy avanzado, los macacos fueron sacrificados y se les hizo una autopsia.
Los resultados del estudio resaltan que los pacientes tratados con minociclina tenían encefalitis menos grave, menos sustancias que producen inflamación cerebral y menos degeneración neuronal que los que no recibieron el tratamiento.

La minociclina tiene un efecto neuroprotector posiblemente al reducir la producción de algunas toxinas que dañan las neuronas y otras células cerebrales.