Se ha convertido en un tópico sostener que está descendiendola edad de inicio en el consumo de drogas y que los jóvenes de hoy comienzan a experimentar con ellas a edades cada vez más tempranas, casi en la infancia. Recientemente, la FAD –en un folleto titulado Algunas realidades sobre los consumos de drogas, en el que se subraya que «conocer la realidad de hoy es el primer paso para poder actuar y prevenir»– aseguraba que «en los últimos años, los consumos asociados al ocio y a la diversión tienen una especial incidencia entre los jóvenes y la edad de inicio al consumo se reduce de forma alarmante».

Los medios de comunicación, y algunos investigadores y responsables políticos con competencias en la materia, no han cesado de insistir en esta idea, que, sin embargo, como intentaremos poner de manifiesto en este artículo, no está avalada por los datos. Prueba de la insistencia de los medios en este mensaje –impactante, fácil de transmitir, ideal en suma para un titular– es el encabezado que el principal diario guipuzcoano daba en 2004 a una información referente a la Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias: «Desciende la edad de inicio del consumo de alcohol a los 13,7 años». Lo curioso del caso es que, según los datos de aquella encuesta, la edad de inicio en el consumo de alcohol se había incrementado, ligeramente, tanto en relación al año anterior como en relación al inicio de la encuesta, diez años atrás.

La cuestión de la edad de inicio resulta de gran importancia en términos de prevención, pues lo que sí parece comprobado, sobre todo en relación al cannabis, es que el inicio precoz en el consumo se relaciona con formas de uso más intensas y continuadas. Igualmente, parece evidente que cuanto más tardío sea el inicio en el consumo de cualquier droga más y mejores mecanismos de protección podrá desarrollar el consumidor/a para prevenir eventuales daños. La propagación de la idea de que la edad de inicio en el consumo de drogas desciende sin cesar es también interesante desde el punto de vista del análisis de los mensajes que se difunden en materia de drogodependencias, en la medida en que ponen de manifiesto que algunas ideas simples e impactantes se propagan y asientan con suma rapidez en el imaginario colectivo, aún cuando entren en colisión con la realidad. Desde la perspectiva de la CAPV, y con los datos que arrojan las encuestas de consumo realizadas al conjunto de la población, no parece desde luego que la realidad avale la idea del descenso en la edad de inicio en los consumos. Efectivamente, los datos de la serie de Euskadi y Drogas –cuya última encuesta, correspondiente a 2006, se publicará en breve– desmienten la idea de que la edad de inicio en el consumo de las diversas sustancias se esté reduciendo con el paso del tiempo de forma acusada. En el caso del alcohol, por ejemplo, la edad media de inicio entre los jóvenes y adolescentes (15 a 19 años) ha pasado entre 1996 y 2006 de 15,2 a 14,6 (es decir, se ha reducido en poco más de seis meses). A este paso, serían necesarios otros diez años para que bajara de la barrera de los 14 y, veinte, por ejemplo, para que la edad media bajara de los trece. En el caso del cannabis, el descenso ha sido también de seis meses en doce años (de 15,8 en 1994 a 15,3 en 2006). En ambos casos, sin embargo, se ha producido un ligero incremento de la edad de inicio entre 2004 y 2006, lo que podría anticipar la reversión de la (como hemos visto, suave) tendencia a la reducción en la edad de inicio estas dos sustancias. En relación a las demás drogas ilegales, entre 1994 y 2006 se ha elevado –casi siempre, salvo en el caso de la cocaína, de forma notable– la edad media de inicio en el consumo de anfetaminas, éxtasis, LSD, heroína y cocaína. Por último, el porcentaje de quienes han probado alguna droga ilegal distinta del cannabis antes de cumplir quince años se ha reducido entre 2004 y 2006 a la mitad (del 11% al 6%), tras permanecer estable desde 1994.

Sin duda, y en el caso de todas las sustancias, las personas más jóvenes registran una edad de inicio más precoz. Esto viene ocurriendo sin embargo desde hace al menos quince años y no implica, en términos de evolución, que esté descendiendo la edad media de inicio en el consumo de las diversas sustancias. Al contrario, como hemos visto, en el caso de casi todas las drogas esa edad media se ha incrementado en los últimos dos años y se está reduciendo el porcentaje de consumidores que se inician en el consumo de las diversas sustancias a una edad muy precoz. Ciertamente, una encuesta domiciliaria realizada al conjunto de la población no es la forma idónea de medir la evolución en la edad de inicio de las diversas sustancias, y serían necesarios estudios específicos, de tipo cualitativo, para investigar en detalle esta cuestión. Los estudios específicos que ha realizado el OEDT y las propia encuesta escolar del PND (en la que los encuestados pueden recordar, por su juventud, con muchísima más fidelidad en que momento probaron por primera vez cada sustancia) avalan en cualquier caso la idea de la estabilidad en las edades de inicio: según la encuesta realizada por el PND en centros de enseñanza media, entre 1994 y 2004 se ha elevado, ligeramente, la edad media de inicio en el consumo de alcohol, hipnosedantes, cocaína, heroína, anfetaminas, alucinógeneos y sustancias volátiles; se ha mantenido estable en el caso del éxtasis, y se ha reducido –tampoco una burrada: de 15,1 a 14,7 años– en el caso del cannabis.

Los jóvenes/adolescentes de 2006 que consumen drogas se inician por tanto en esa práctica a la misma o parecida edad media que lo hacían los jóvenes/adolescentes de los años 80 y 90: a los catorce años en el caso del tabaco y del alcohol, a los quince años en el caso del cannabis y entre los 15 y los 17 en el caso de las demás drogas ilegales. Al margen de que estas edades puedan parecerles a muchos en exceso precoces (cualquier edad de inicio puede resultar para muchos en exceso precoz), parece claro que –en este caso al menos– los mensajes alarmantes no siempre se corresponden con la realidad de los consumos de drogas.

Publicado en Centro de Documentación de Drogodependencias (CDD). Observatorio Vasco de Drogodependencias