La provincia de Huelva se situó el pasado año entre las que más admisiones a tratamiento por sustancias psicoactivas ilegales registró en Andalucía -junto a otras costeras como Cádiz y Málaga-, con un total de 753 personas tratadas por el consumo de estimulantes (cocaína, anfetaminas y bazuco), depresores (barbitúricos), narcóticos (heroína y morfina) y alucinógenos (marihuana, éxtasis o LSD), según indica la memoria de gestión del II Plan Andaluz sobre Drogas y Adicciones.

Otras drogas legales, como el juego, el tabaco y el alcohol, son tratadas en Huelva en menor medida (304 personas en total). De hecho, sólo 12 personas se sometieron el pasado año a un tratamiento de desintoxicación de juego patológico, 90 a uno de deshabituación tabáquica y 202 pretendieron dejar de ser alcohólicos.

Para ofrecer asistencia orientada a la desintoxicación, la deshabituación de la conducta adictiva, a la rehabilitación del hábito de comportamiento y al seguimiento de patologías orgánicas asociadas, existen en la provincia de Huelva tres comunidades terapéuticas (centros de rehabilitación de carácter residencial). Dos de ellos, los de Almonte y Cartaya, son de carácter público, mientras que la Junta de Andalucía tiene conveniadas otras seis plazas en Proyecto Hombre Huelva.

En estas comunidades se realizan tratamientos libres de drogas, con sustitutivos como la metadona, y otras actividades socioeducativas orientadas a la incorporación social de los drogadictos. De hecho, según el II Plan Andaluz sobre Drogas y Adicciones, se trabaja desde el ámbito sanitario (controles analíticos, educación y promoción para la salud o autocuidado personal), psicológico (potenciación de la estabilidad emocional, reestructuración del sistema de valores), social (adquisición de habilidades sociales y uso adecuado del tiempo libre) y laboral (adquisición de pautas de disciplina, asunción de responsabilidades, formación prelaboral…).

La comunidad terapéutica de Cartaya, con un total de 38 plazas, se encuentra entre las tres de carácter público con mayor número de ingresos de la región andaluza.

Por otra parte, en lo que al tratamiento con metadona se refiere, la Junta de Andalucía trató en Huelva en 2006 a un total de 1.342 toxicómanos de las 16.147 que recibieron esta ayuda en la comunidad autónoma, superando sólo a las provincias de Jaén y Almería.

Cabe destacar en este sentido que los resultados obtenidos en el Programa de Intervención en Instituciones Penitenciarias revelan que la cárcel de Huelva es la que más pacientes tratados con metadona posee, un total de 776 (frente a los 526 de Sevilla II, en segundo lugar). De esto puede deducirse que son los opiáceos las drogas estrella en el penal onubense, así como en el resto de la comunidad autónoma andaluza.

La prevención de la drogadicción es objetivo prioritario dentro del II Plan Andaluz sobre Drogas y Adicciones. Uno de los programas estrella en este sentido es el llamado «Ciudades ante las drogas». Éste, a nivel local, contempla actuaciones dirigidas al fomento de la calidad de vida de la ciudadanía, con el objetivo de reducir el uso (o el abuso), de sustancias tanto legales como ilegales, y otras adicciones. Concretamente, en la provincia este programa llega al 53,16% de los municipios (un total de 42), con una financiación en 2006 de 173.827 euros.

Las actuaciones de «Ciudades ante la drogas» van dirigidas a toda la comunidad -trabajando mano a mano con ayuntamientos y mancomunidades-, si bien es cierto que inciden en mayor medida en los sectores más jóvenes y en aquellos grupos que tienen un mayor riesgo social.

El resto de actuaciones de prevención en este sentido desde la Administración autonómica se realizan desde el ámbito familiar, laboral e incluso desde el universitario.

Un dato significativo de la memoria de gestión del Plan sobre Adicciones es el hecho de que en Andalucía sólo un 25% de las personas tratadas por adicción son mujeres. Para el director de Proyecto Hombre Huelva, Víctor Rodríguez, esta circunstancia es un reflejo claro de lo que pasa en la sociedad, «aunque entre los jóvenes la cosa cambia y estamos notando más paridad en ese sentido. Además, las chicas jóvenes suelen tener menos perseverancia para someterse a un tratamiento de desintoxicación que los hombres».