Expertos en tratamiento de deshabituación de estupefacientes consideran que el cristal terminará por suplantar a las drogas de diseño que se consumen en la actualidad. Suele presentarse de formas varias, bien en polvo o en barritas. Se ingiere, en muchos casos mezclado con alcohol, aunque también puede ser inyectado. Inhalado surte efecto más rápido que tragado, pero puede dañar la nariz.

El consumo crea en el consumidor sensación de euforia comparable a la de la cocaína, pero mucho más prolongado en el tiempo, alrededor de diez horas.

Esta metanfetamina tiene un gran poder destructor. Sus efectos para la salud son casi inmediatos, toda vez que ataca el sistema nervioso central. Los efectos del consumo de esta sustancia psicotrópica varían desde los tics o convulsiones hasta la paranoia y la esquizofrenia. Otros efectos colaterales incluyen hipertermia, irritabilidad, ansiedad, insomnio, náuseas, destellos de calor, sequedad de la boca, sudoración, presión alta de sangre y golpes, confusión, tremores -desórdenes neurológicos-, convulsiones y agresividad. Las muertes que se han documentado son debidas a la hipertermia y las convulsiones.