El consumo de drogas en A Coruña provoca cada vez más tratamientos por adicción a cocaína, mientras desciende la asistencia médica relacionada con opiáceos y heroína. El número de toxicómanos que se someten a una cura de desintoxicación por la cocaína se ha duplicado en 2002 respecto a un año antes, un incremento «brutal», según el director médico de la Asociación Ciudadana de Lucha contra la Droga (Aclad), César Pereiro.
Esta entidad ciudadana, que asiste a los drogodependientes desde su centro de A Grela, ha elaborado, por encargo del Ayuntamiento, el primer estudio en profundidad sobre los hábitos de consumo de estupefacientes en la ciudad. Las conclusiones de este diagnóstico evidencian un descenso «progresivo» desde 1997 en el número de personas que piden ayuda contra su adicción.
Esta evolución rompe la tendencia anterior marcada por «un crecimiento anual continuado» en las demandas de tratamiento. En opinión de César Pereiro, autor del informe, varios factores generan este nuevo mapa. «Influyen el mercado de la droga y el Sida, que se convirtió en un freno para la drogadicción por vía intravenosa y ayudó a que se pasase a otros consumos, pero también las campañas de prevención e información», comenta.
Las nuevas drogas de diseño y la cocaína, según el director médico de Aclad, ocasionan menos dependencia que los opiáceos y la heroína. Sus daños son más «puntuales y de fin de semana» y no suelen necesitar ser combatidos con curas de desintoxicación, lo que ayuda a disminuir la solicitud de tratamiento.
Mal endémico
El Ayuntamiento y Aclad presentarán los datos del diagnóstico en enero e incluso los recogerán en una publicación, pero el decálogo de conclusiones ya advierte de «un preocupante incremento» en la presencia de varios trastornos psiquiátricos entre los usuarios de drogas que siguen un tratamiento. «Cada vez recibimos más pacientes que, además de drogodependientes, padecen otros trastornos, como el de personalidad, que encarecen y dificultan el tratamiento».
La edad media de los adictos, que crece año a año, refleja, según el informe, que se ha frenado «la epidemia de consumo» y que la droga supone ya un problema «endémico» en la ciudad. La bolsa de drogadictos, argumenta Pereiro, se estabiliza porque, aunque aumenta el número de toxicómanos, el crecimiento es inferior a otros años y se curan más enfermos que antes.
Los hombres siguen siendo mayoría entre los consumidores de estupefacientes, que mantienen «deficiencias» en su nivel de estudios.