A veces los camellos de poca monta, que comercian con dosis en pequeñas cantidades para pagarse su propio consumo o que cometen robos, pasan tanto tiempo en la cárcel como los grandes narcotraficantes.
Para evitar ese trato poco ecuánime, además de elevar las condenas en prisión para los delincuentes de altos vuelos, la reforma parcial del Código Penal incluirá unas modificaciones técnicas que «van a dar un vuelco a la lucha contra la venta de estupefacientes tanto en la Región como en España», afirma Luis Navarro, coordinador regional de Drogas.
Esta reforma incluirá que un toxicómano que cometa hechos delictivos pueda reducir su pena hasta en cinco años si se somete a un proceso de rehabilitación al considerarse un atenuante. Deberá tratarse de delincuentes menores, nunca en casos graves.
De la misma forma, los jueces podrán aumentar los años de cárcel de un narcotraficante agrupando circunstancias agravantes, como serán el empleo de violencia o la exhibición de armas tanto ante personas comunes como ante agentes policiales.
Otro acto que acarreará mayores condenas es que la Policía Judicial demuestre que el individuo detenido por presunto tráfico de estupefacientes haya exportado o importado drogas a otros países, intentado así penalizar con fuerza el tránsito internacional.
El coordinador regional del Plan Nacional sobre Drogas insiste en que «el objetivo es agudizar la lucha contra personas que se lucran contaminando a otros y los adictos sin recursos que acaban delinquiendo».
Por eso adelanta que en el artículo 370 del nuevo Código Penal, cuando se apruebe la reforma, se recogerá con un hecho «hiperagravado» utilizar a menores de 18 años en cualquier delito relacionado con las drogas.
Además, los magistrados y jueces tendrán potestad legal para incrementar el castigo al acusado de comerciar con estupefacientes si se han vendido cerca de los centros docentes, las instalaciones militares y los recintos penitenciarios.