El Doctor AIZPIRI, especialista en medicina psico-orgánica, lleva años recorriendo todo el Estado impartiendo charlas e informando a los médicos de atención primaria sobre las nuevas tendencias y tratamientos en drogodependencias. «Es imprescindible, porque es quien está en primera línea de fuego; son los que reciben el impacto directo del problema y los que tienen que estar más instruidos en lo que pasa en el submundo de las drogas», asegura Aizpiri, colaborador activo de la Sociedad de Medicina General, quien impulsa la formación de los médicos de cabecera en drogodependencias Además, este prestigioso psiquiatra es asesor en materia de Drogodependencias en distintas Comunidades Autónomas del Estado.
¿El de cabecera, es el médico asesor, el consultor de base?
Sí. El que da la información constante y el que se encarga del problema en primera instancia. A veces no contacta directamente con él por alcoholismo u otras dependencias, pero lo puede abordar cuando le llega con un problema de traumatismo o de petición de baja laboral los lunes, etc. Los médicos de cabecera se han convertido (vuelven a ser), sobre todo en localidades pequeñas, los confesores. Que estén informados es vital para todo el trabajo de drododependencias.
¿Cuántos años lleva con esta labor?
Más de diez años. En este período han pasado por los cursos de formación más de 9.000 facultativos y los resultados son francamente alentadores. Considero que mi función como médico es formar al médico de cabecera, porque éste y el pediatra son los que más próximos están a los jóvenes
A los clínicos, ¿qué les preocupa?
Tanto para los profesionales como para la familia lo más inquietante es que hemos perdido la noche. Los hijos/as salen por la noche y se negocia a muerte la vuelta a casa. Es una pelea semanal de cómo vienes, a qué hora llegas. Es una batalla perdida a nivel técnico y de padres/madres. Las noches de los viernes y sábados es un ambiente no controlable a ningún nivel. Y vemos que el joven que tiene posibilidades de destruirse lo consigue. Es lamentable ver a jóvenes totalmente «pasados» a las nueve de la noche de un viernes o un sábado
¿Qué se podría hacer?
Los técnicos creemos que las autoridades tendrían el deber de avisar a los padres de jóvenes ebrios. Se tendría que hacer de forma sistemática y habitual. Las autoridades tienen la obligación de avisar a los progenitores cuando sus hijos estén bebidos, guste o no guste. Menos del diez por ciento de los padres se entera de lo que hacen sus descendientes en materia de drogas
¿La información es efectiva?
La que se maneja en el tema de drogodependencias en adolescentes y con padres y madres es la más difícil, artesanal, y costosa y defraudante. Los clínicos tenemos mucha envidia de quienes trabajan con diabéticos, asmáticos… porque a estos enfermos se les da unas pautas y, por lo general, te hacen caso. Sin embargo, en la drogadicción, vamos a la contra. Los técnicos somos los malos y la sociedad es la buena.
¿Existe una relajación en cuanto a las campañas de prevención contra las drogas ilegales?
Hace 20 años era impensable imaginar todo lo que está sucediendo alrededor del tabaco. Hasta hace muy poco los fumadores ponían el grito en el cielo por las medidas restrictivas que se estaban imponiendo en la sociedad. Sin embargo, los mensajes han calado y la sociedad tiene conciencia de que fumar es malo y mata. Por el contrario, no hay ninguna campaña contra el consumo de cocaína y de cannabis. No existe información sobre los enormes perjuicios que provoca entre sus consumidores.
¿Las prohibiciones solucionan algo entre los jóvenes?
En este país todo lo que se llama prohibir está mal visto. Sólo se admite en los coches. Aún así, algo habrá que hacer en el tema del botellón para que los jóvenes no se dediquen a romper cosas. Habrá que tener un control para evitar consecuencias nefasta para todos y para ellos.