A medida que envejecemos la dentadura es un espejo de nuestros hábitos dietéticos e higiénicos. Pero, según los datos de un estudio español, no hay que esperar a ser adulto para que nuestra boca hable por nosotros sino que ya en la infancia, con las piezas de leche, se puede detectar la exposición que estos pequeños han tenido durante sus primeros años de vida al tabaco ya que la nicotina se queda acumulada en los dientes.

«Hemos comprobado que podemos obtener siete años de historia recogida dentro del diente», comenta Oscar García a elmundosalud.com, uno de los autores principales del estudio y pediatra del Hospital del Mar de Barcelona.

«Hasta ahora, los biomarcadores para detectar la presencia de drogas nos dejaban «ver» un periodo de tiempo muy corto», explica este pediatra. Así, dentro de las pruebas clásicas que se utilizan para detectar la existencia de drogas en el organismo se encuentran los análisis de sangre y orina pero sólo nos «hablan» de lo que ha ocurrido unas horas antes de hacerlos. Sin embargo, si queremos saber a qué tipo de tóxicos ha estado expuesta una persona durante un tiempo previo mayor hay que recurrir a otros métodos como los que se emplean para estudiar el pelo o el meconio aunque sólo detectan lo que ha ocurrido unas semanas antes. Con este nuevo test, ahora se puede averiguar cuál es el grado de exposición al tabaco que el niño ha soportado a lo largo de siete años.

El estudio fue realizado con 35 niños de una edad media de 7,4 años, procedentes de una escuela pública de Roma, en Italia. Sus padres contestaron a un cuestionario con el que se evaluaba su consumo de tabaco diario, aunque algunos de estos progenitores no fumaban. La presencia de otros fumadores presentes en el medio del niño también se valoró.

Cada niño donó un diente de leche inciso superior, caído en los meses anteriores. Estas piezas dentarias fueron lavadas para eliminar la contaminación externa que podría ser un factor de confusión en el análisis. Posteriormente, para valorar la cantidad de nicotina se sometió a los dientes a una cromatografía de gases con la que se analiza las sustancias presentes en ellos.

La concentración de nicotina en los dientes discriminó a aquellos niños expuestos al consumo de tabaco de los que no lo habían estado durante su infancia e incluso durante el embarazo, así los dientes de aquellos pequeños cuyos padres fumaban presentaron más cantidad de nicotina. También se detectaron las diferencias del número de cigarrillos consumidos por los padres y de la cantidad de los niveles de exposición al humo del tabado durante los primeros años de vida.

«Aunque de momento esta prueba no tiene utilidad clínica, sí que puede servir para estudiar otros tóxicos en los dientes, como el plomo u otras drogas distintas al tabaco. Además podría ser de gran interés para los estudios epidemiológicos», comenta Oscar García que añade que estos resultados, publicados en «Journal of the American Medical Association», son un argumento más para dejar el tabaco sobre todo si se tienen hijos.

Fumar durante el embarazo tiene entre otros efectos el aumento del riesgo de abortos, la disminución del peso del feto, el aumento de la prematuridad y que el bebé pueda presentar síndrome de abstinencia. A más largo plazo, los niños pueden sufrir asma, muerte súbita y retraso cognitivo.