Como voluntario en un Centro de Seguimiento y Atención a los drogodependientes estoy altamente sensibilizado con el mal llamado problema de las drogas. El problema no es de las drogas, es de la sociedad, una sociedad y unos gobiernos que se han empecinado en potenciar la política de prohibición de las drogas sin tener en cuenta la experiencia del pasado, el fracaso de la famosa Ley Seca. Una política que solo cosecha fracasos y que crea una enorme cantidad de gastos al Estado, gastos que con otra política se podrían destinar a una verdadera prevención del consumo, a una eficaz información a la juventud, desde las escuelas, a la sociedad en general y a la rehabilitación y reinserción de los drogodependientes a la sociedad y al mundo laboral. Fracasos que son evidentes ya que año tras año aumenta alarmantemente el consumo, sobre todo entre la juventud, y las aprensiones de alijos de droga, aprensiones que no solo son debidas a la eficacia de las fuerza de seguridad del Estado sino también a que el narcotráfico esta aumentando alarmantemente.

Las drogas no son por si ni buenas ni malas, los que las hace buenas o malas es su uso (terapéutico) o su abuso. Es prácticamente imposible erradicar el consumo pero lo que si se puede conseguir es que disminuya y el que no se pueda eliminar ver de que, con la máxima formación e información, sea un consumo responsable que afecte lo menos posible a la salud de la persona, evitando las muertes por sobredosis o adulteraciones.

Por esto soy partidario de la legalización de todas las drogas, pero no una legalización descontrolada, una legalización que ejerza vigilancia y control sobre su fabricación, distribución, venta y consumo.

De la misma forma que la Ley Seca propició el nacimiento y la mayor época de esplendor de las famosas mafias, la prohibición está alimentando el narcotráfico y sus consecuencias, asesinatos, sobornos, coacciones, etc. Haceros estas preguntas y contestad honestamente ¿Es lógico que la distribución de las drogas la pongamos en manos de criminales? ¿Es lógico y sensato que en productos altamente peligrosos no exista un control de calidad? Yo personalmente creo que es una barbaridad i algo que reflexionando serenamente es difícil de comprender y de que la sociedad acepte sin alarmarse lo más mínimo. Por ello es preciso que los gobiernos recapaciten y aborden de una vez una política más lógica y efectiva para reducir el consumo y anular, de una vez por todas, el narcotráfico.

Hay que luchar por caminar hacia una nueva POLITICA DE VIGILANCIA Y CONTROL SOBRE LA FABRICACIÓN, DISTRIBUCIÓN, VENTA Y CONSUMO DE TODAS LAS DROGAS.

La tarea es difícil ya que existen muchos intereses creados y el narcotráfico extiende su influencia a través de sobornos y coacciones hasta los más insospechados lugares. Yo he escrito ya bastantes artículos sobre este tema y no me cansaré de insistir sobre la necesidad de un cambio radical y profundo que reporte beneficios a los gobiernos, a la sociedad, a los usuarios y a La salud pública.

Recientemente Gary S. Becker ha publicado, en el ejemplar de febrero del Journal of Political Economy, los resultados de un estudio, del que es coautor, en un artículo titulado «El fracaso de la guerra contra las drogas». El doctor Becker fue galardonado con el premio Nobel de Economía en 1992 por extender la economía más allá de su rango tradicional al analizar cómo actúan los incentivos de mercado en la conducta humana, principalmente en la familia, el capital humano, el crimen y la discriminación de las minorías.

Se puede ver el artículo en:

http://colombia.indymedia.org/print.php?=37457

Becker saca como consecuencia final «La legalización de las drogas podría tener un mayor efecto en la reducción del consumo que la guerra contra las drogas, sin todos los grandes y perturbadores costes del sistema».

El estudio «La teoría de la economía de mercancías ilegales: La caja de drogas» de Michael Grossman y Kevin M. Murphy, se puede ver en la pagina web de Becker.

http://home.uchicago.edu/~gbecker/

La lectura de este escrito debería de hacernos reflexionar con seriedad y sensatez.

Firmado: Joan M. Riera Casany

Voluntario Social