El aumento del consumo de drogas entre los jóvenes es un fenómeno que no se le escapa a nadie. No en vano, un 8% de los adolescentes declara haber probado drogas de síntesis y cuatro de cada diez escolares, entre los 14 y los 18 años, consumen alcohol los fines de semana. En las décimas Jornadas Municipales sobre Drogodependencias, varios expertos abordaron ayer, desde distintas perspectivas, las claves para combatir un problema que implica múltiples factores y a la totalidad de la sociedad.

Uno de los aspectos más destacados por los ponentes invitados es el cambio en el perfil de los jóvenes que consumen drogas, donde se registra una tendencia a mezclar diferentes sustancias. Los policonsumidores combinan el alcohol con las drogas ilegales –en un 58% de los casos, con el cánnabis– y la motivación se basa, en la mayoría de los casos, en la «experimentación», afirmó el responsable del Observatorio sobre drogas para Asturias, Ignacio Donate.

En el mismo sentido se expresaba el psiquiatra del Instituto Deusto de Drogodependencias José Antonio Abeijón quien, durante su conferencia Toxicomanías y familia , aseguró que el consumo de hachís y marihuana «está apareciendo como un ritual de iniciación» que se registra cada vez a edades más tempranas. Por su parte, la experta en toxicomanías Carmen Arbex se referió ayer a las drogas recreacionales, como forma de definir «un patrón de consumo que se vincula a la cultura del ocio» predominante en la actualidad.

Partiendo de que, como señaló el consejero de Salud y Servicios Sanitarios, Rafael Sariego, «las drogodependencias no son sólo un problema de salud», el abordaje de la creciente presencia de las drogas entre la población juvenil es más complejo. La efectividad de la propuesta de elevar a 18 años la edad permitida para la compra de alcohol –planteada por el ayuntamiento al Principado, después del desagradable episodio en el que un menor sufrió un brutal ataque en una zona de la movida — genera opiniones encontradas.

Juan Antonio Abeijón consideró que «prohibir el alcohol a menores no funciona en solitario». La clave, en su opinión, está en ponerse en contacto con los adolescentes y escuchar cómo viven ellos el ocio, ya que «las respuestas normativas son importantes pero no deben ser únicas». En cualquier caso, Abeijón rechazó que los padres «se conviertan en guardianes de sus hijos» ya que la «vigilancia suele ser ineficaz».

Además de trabajar desde los sectores tradicionales –familia, escuela y entorno–, Carmen Arbex hizo hincapié en modificar el modelo de ocio, crear actitud crítica en los jóvenes, retrasar la incorporación de los menores a la movida e involucrar en esta lucha a los hosteleros y a los medios de comunicación.