Según un estudio divulgado hoy por la revista «British Medical Journal» las personas que tienen el hábito de fumar viven en promedio diez años menos que quienes no lo hacen. Esta es la conclusión de una investigación iniciada hace cincuenta años por el científico británico Richard Doll, quien en 1954 confirmó por primera vez la relación entre el consumo de tabaco y el cáncer de pulmón.

El estudio, empezado en 1951, se basa en la evolución de unos 35.000 médicos nacidos entre 1900 y 1930 y subraya que los que fumaron durante la mayor parte de su vida vivieron una media de diez años menos que los no fumadores.

Los expertos también comprobaron que los consumidores de tabaco tienen dos veces más posibilidades de morir antes de los 70 años, en comparación con quienes no tienen ese vicio. La investigación revela además que dejar de fumar implica grandes beneficios para la salud, al margen de la edad a la que se tome esa decisión: quienes abandonaban el consumo de cigarrillos a los 60 años ganaron tres años de vida.

Cuando los sujetos del estudio dejaban de fumar a los 40 años, la esperanza de vida se incrementaba en nueve años, mientras que si ese paso se daba a los 30, el riesgo de morir por enfermedades vinculadas al uso de tabaco casi desaparecía totalmente.
El estudio fue bien recibido por diversas organizaciones médicas como la Fundación Británica del Corazón, cuyo director, el profesor Charles George, dijo que el estudio aporta una «clara demostración de los efectos nocivos que tiene fumar de forma persistente».