De acuerdo con un estudio para evaluar el efecto del alcohol en el cerebro, realizado entre 12 mil mujeres en edad adulta, las que consumen diario una cantidad moderada de vino, cerveza e incluso licores, son menos propensas que las abstemias a que sus recuerdos y otros poderes cognoscitivos se desvanezcan al envejecer.
«Niveles bajos de alcohol parecen tener beneficios cognoscitivos», señaló Francine Grodstein del Hospital Brigham and Women de Boston, autora del estudio, mismo que será publicado en el New England Journal of Medicine esta semana.
A pesar de que el estudio se realizó únicamente en mujeres, los descubrimientos quizá también apliquen a los hombres, aunque estudios previos han mostrado que éstos parecen beneficiarse tomando un poco más una o dos bebidas al día, según indicaron investigadores.
Los descubrimientos representan la evidencia más reciente de que beber una copa por gusto puede ayudar a vivir más y, sobre todo, más sanamente.
«Sabemos que beber una copa al día es benéfico para el corazón, y el reciente descubrimiento nos da una razón más para poner en práctica dicho hábito», comentó Marilyn Albert de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.
El alcohol protege el cerebro del mismo modo que lo hace con el corazón: mejorando el flujo sanguíneo. El mensaje básico, añadió Albert, «es que hay muchas cosas que podemos hacer para disminuir el riesgo de sufrir deterioro cognoscitivo, y una de ellas es beber una copa al día».
¡Deje de envejecer!
EFE
Un ingrediente del vino tinto estimula una enzima que retrasa el envejecimiento de las células y que podría prevenir enfermedades geriátricas como el Alzheimer, según investigadores de la Universidad de Harvard.
El experimento confirmó la creencia científica de que las enzimas celulares estudiadas, las sirtuinas, son reguladoras universales del envejecimiento de todos los organismos vivos, y por ello resultan muy interesantes para el tratamiento del paso de los años.
«Las sirtuinas operan como guardianes de las células», dijo el investigador David Sinclair, de la Facultad de Medicina de Harvard, que encabezó el trabajo publicado en la revista «Nature».
«Estas enzimas permiten que las células sobrevivan al daño y demoran la muerte de las células», dijo.