Noviembre de 2024. La escena podría asombrar al público, ya que es un síntoma de la decadencia absoluta del sistema político francés. Mientras pasea por los pasillos de la Asamblea Nacional, François Hollande, el ex presidente supuestamente “socialista” de la República Francesa, es interrogado por un periodista sobre la propuesta de Karl Olive, diputado (condenado por corrupción) y alcalde «macronista» de Poissy, una ciudad suburbana popular. Este ha exigido ni más ni menos que el envío del ejército francés a los suburbios para luchar contra el “tráfico de drogas” y el “yihadismo”. Esta medida, vieja obsesión de la extrema derecha racista, que sueña con disparar a quemarropa contra las poblaciones de origen inmigrante, ahora se debate seriamente en el Parlamento francés por un partido que sigue proclamándose centrista… Pero el ridículo no termina ahí. Al micrófono, el expresidente Hollande simplemente rechaza con apatía esta medida absurda afirmando que los barrios solo necesitan más “policías antidisturbios”. Sin embargo, el ex primer secretario socialista coincide con el diputado Olive en un punto: “la legalización no reduciría el tráfico de cannabis”.

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