Si beber alcohol ya es nocivo para la salud, hacerlo expuesto al sol lo es aún más. El consumo de esta sustancia aumenta la deshidratación y, por tanto, la posibilidad de sufrir un golpe de calor.

Cuando el sol empieza a apretar, salir a tomar algo en alguna terraza es más que una tentación. Cualquier excusa es buena para quedar y disfrutar de buena compañía con una cervecita en mano. Sin embargo, ¿qué da como resultado la suma de alcohol y sol?

“El consumo de alcohol aumenta con este tiempo, en un contexto de playa, festivales de verano o fiestas al aire libre. Esta sustancia afecta principalmente a la termorregulación, es decir, se produce un aumento del flujo sanguíneo y eso hace que se incremente la pérdida de volumen intravascular (total de líquido que se encuentra dentro de los vasos sanguíneo)”, detalla a CuídatePlus Fernando Alonso Ecenarro, vocal de Socidrogalcohol, quien añade que todo esto conlleva a una mayor sudoración y, por tanto, a una deshidratación.

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