La Consejería de Sanidad ya tiene más definido su plan de ataque contra el tabaco. La guerra para desintoxicar a cientos de murcianos adictos a los cigarrillos utilizará, como soldados de élite, a los 660 médicos de familias que pasan consulta en el Servicio Murciano de Salud (SMS).
El equipo del Programa contra el Tabaco, que coordina María Luisa Usera, técnico de la Dirección General de Salud Pública, dará cursos a cada doctor de cabecera sobre nuevas técnicas de deshabituación tabáquica. Usera detalla que se estipulará un protocolo de abordaje con los pacientes que deseen someterse a este tratamiento. La idea es que los facultativos «manejen el test para medir la dependencia, cómo actuar en cada nivel de dependencia, los fármacos sustitutivos de la nicotina que existen y cuándo es necesario prescribirlos».
En la Región un 40% de la población fuma, 480.000 adictos, lo que convierte a Murcia en la segunda comunidad con mayor prevalencia. Estos datos han sido el desencadenante, como apunta Francisco García, director general de Salud Pública, de que la Consejería estructure un programa antitabaco.
«Los médicos de familia son los que mejor conocen los malos hábitos de sus pacientes y tienen la posibilidad de sugerirles la posibilidad de abandonar el nefasto hábito de fumar», comenta García.
Eso sí, el SMS no correrá con los gastos del tratamiento farmacológico. Salud Pública avisa de que los pacientes tendrán que pagar de su bolsillo los sustitutivos de la nicotina. El precio de un envase de estos parches o pastillas ronda los 180 euros.
El plan estará subvencionado con fondos que ha destinado el Ministerio de Sanidad a la lucha contra el tabaquismo. En las medidas preventivas ocupa un papel primordial la educación de los más pequeños.
Inspecciones a gogó
En Murcia ha surgido una tendencia perniciosa: siete de cada diez adolescentes que se enganchan al tabaco son chicas, que empiezan a los 11 años. Es más: la prevalencia entre adultas y jóvenes supera a los hombres en diez puntos.
Por eso Usera destaca que los profesores y maestros también recibirán cursos tanto para abandonar la cajetilla como para explicar a sus alumnos los efectos nocivos de la nicotina.
En el plano coercitivo, los inspectores de Salud Pública redoblarán esfuerzos para controlar, a pie de calle, si se fuma en los lugares donde está expresamente prohibido por la Ley de Drogas de la Región, bastante restrictiva en este aspecto.