En España se producen cada año unos 18.500 casos de cáncer de pulmón, el 90% de ellos relacionados directamente con el tabaco. Sin embargo, y a pesar de que la sociedad conoce bien esta relación, el 36% de los españoles sigue fumando. No son datos nuevos, pero el «Estudio psicosocial sobre tabaquismo y cáncer de pulmón» presentado hoy en Madrid ha permitido disponer de un dibujo más definido sobre las actitudes de los españoles en este sentido.

A partir de unas 3.000 entrevistas personales y 23 grupos de discusión celebrados entre los meses de marzo y julio de 2005, la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) ha podido definir mejor las vivencias y actitudes de pacientes, familiares, profesionales sanitarios, fumadores, ex fumadores o no fumadores acerca de la relación entre este hábito y un cáncer que causa cada año más de 17.000 víctimas en nuestro país.

A pesar de que la media de la población que fuma es del 36%, esta cifra se eleva al 50% en el caso de los jóvenes, un dato que preocupa especialmente a los especialistas. La edad media de inicio del consumo se sitúa en los 17 años y la encuesta que indica que se fuma una media de 17 cigarros al día. Hasta el 43% de los españoles mantiene su hábito incluso aunque haya enfermado por esta adicción.

Hasta tres cuartas partes de los encuestados querría no haber empezado nunca, y a casi el 70% le gustaría dejarlo. En este sentido, el 90% lo intenta únicamente con su fuerza de voluntad, mientras que sólo un 10% recurre a terapias o tratamientos farmacológicos para dar este paso.

Resignación entre los pacientes

En general, y según ha explicado el doctor Vicente Guillem, presidente del comité científico de la AECC, el cáncer de pulmón se acepta con resignación, pero sin culpabilidad. Por este motivo, los participantes consideran que la publicidad no debería ir dirigida contra los fumadores, sino contra el tabaco, y que el miedo no debe formar parte del mensaje.

«Aunque se conoce bien la relación tabaco-cáncer, existe una tendencia generalizada a minimizar los riesgos«, ha apuntado. Así, por ejemplo, aunque uno de cada tres entrevistados había tenido alguna experiencia directa con esta enfermedad, y el 60% considera que dejar de fumar es la mejor manera de evitar el cáncer de pulmón, sólo el 28% de los fumadores estaba pensando dejarlo en el próximo año.

El estudio también incluye las conclusiones de otras 800 entrevistas realizadas a profesionales sanitarios que, pese a tener un conocimiento más preciso de esta relación causa-efecto, sigue fumando en un elevado porcentaje: el 22% en el caso de los médicos de atención primaria, 10% entre los especialistas que tratan directamente este cáncer y 23% entre el personal de enfermería y ATS.

El estudio, financiado por el Instituto Roche, reconoce que a pesar del gran conocimiento sobre la relación entre tabaco y cáncer, se va a seguir fumando, por lo que todos los presentes han destacado la necesidad de seguir trabajando en planes de prevención que, sobre todo, alejen a los jóvenes de su primer contacto con el cigarrillo.

Buena acogida de la nueva ley

Aunque los encargados de presentar este estudio se han mostrado satisfechos con los primeros días de vida de la nueva ley antitabaco, en vigor desde el pasado 1 de enero, la mayoría de ellos ha coincidido en que es demasiado pronto para sacar conclusiones.

A juicio del presidente de la AECC, Francisco González-Robatto, la normativa «debería haber sido aún más restrictiva«, mientras que el director general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Manuel Oñorbe, ha destacado sobre todo lo que supone «de cambio cultural, más allá de anécdotas concretas».

En opinión de Oñorbe, «dentro de unos años nos parecerá absurdo que en los centros de trabajos se pudiese fumar». Y aunque ha reconocido que la subida de los precios sería una medida que ayudaría a reducir el consumo, ha pedido que no se desvíe la importancia del mensaje principal que encierra la nueva ley: «El tabaquismo es el principal problema de salud pública en nuestro país y, si se reduce el número de fumadores en un 10%, en un año habrá 6.000 muertes menos».