El Plan Nacional de Drogas ha cumplido 20 años. El motivo por el que surgió -recuerda Carmen Moya – fue para dar respuesta a una creciente epidemia en el consumo de heroína, que trajo asociado el incremento en el número de casos de sida en España, aparte de la marginalidad y la oleada de robos por parte de las personas que estaban «enganchadas» a las drogas.

El Plan Nacional de Drogas ha implicado desde su nacimiento a diferentes departamentos ministeriales, pero integrado en la estructura del Ministerio del Interior. Ha sido en esta última legislatura cuando ha pasado a formar parte del organigrama del Ministerio de Sanidad. Por una razón fundamental -explica la delegada-: «El problema de la drogodependencia tiene un componente mucho más de carácter sanitario y social que represivo». «Antes había problemas relacionados con la seguridad y el orden público, hace años la drogodependencia era considerada como el tercer problema más importante para los ciudadanos, ahora ocupa el duodécimo», añade.

«Aun así, la labor de control por parte de las fuerzas de seguridad para evitar, por ejemplo, que las sustancias estupefacientes lleguen a los jóvenes continúa haciéndose y es necesario que se mantenga», puntualiza Carmen Moya .

La delegada del Plan Nacional de Drogas señala que uno de los objetivos fundamentales que recoge el Plan de Acción es acercar los conocimientos y las evidencias científicas a los profesionales. «Hay una banalización y trivialización sobre los efectos del consumo de cannabis entre los consumidores».

Una comisión científica y clínica creada en mayo del año pasado y compuesta por epidemiólogos, clínicos, médicos de urgencias, psicólogos, farmacólogos, expertos en medicina legal, psiquiatras y neurólogos «tiene por objeto trasladar y estudiar la situación de los consumos de las distintas sustancias desde una vertiente del rigor científico, de las evidencias que existen, y que puedan ser trasladas a los médicos para su conocimiento y mejor tratamiento», indica.

«Para nosotros es clave poder trasladar estos conocimientos a los profesionales, y está contemplada como una de las líneas estratégicas que recoge el Plan de Acción 2005-2008″, subraya la delegada.

En el ámbito de Atención Primaria, fundamentalmente médicos pediatras, se ha puesto en marcha otro grupo de trabajo. «Su objetivo es sensibilizar, detectar situaciones de riesgos antes de que aparezcan patologías asociadas al consumo de drogas entre los adolescentes (cannabis, cocaína, etc.)».

Pero hay un ámbito de profesionales menos conocido: los que están en el día a día con las personas que se acercan a los centros de desintoxicación, enfermos que ya han interiorizado el problema y lo asumen como una enfermedad, que pueden aportar «un conocimiento distinto y complementario a la investigación básica, más relacionada con el laboratorio», destaca Carmen Moya.

En este sentido, señala que se va a llevar a cabo como uno de los objetivos prioritarios para 2006: «Una línea de formación específica para este tipo de profesionales, cuya finalidad es quitarles el miedo a que presenten proyectos de investigación». Para ello se utilizarán «los instrumentos accesibles» de los que dispone «la Red de Trastornos Adictivos para formarles en conocimientos de este tipo de investigación», indica Moya. «Ya tenemos designado -agrega- el equipo de redactores del proyecto y las personas que van a llevar esta formación».

En esta línea de potenciación de la investigación, Carmen Moya señala que se está en el proceso de cambiar las bases de la orden de subvención, cuyo objetivo es fomentar la investigación en red, crear un entramado de investigadores, priorizando los proyectos que se sustenten en diferentes grupos de trabajo. «Para ayudarles en esta labor, se van a agilizar los procedimientos y vamos a quitar el depósito que se les exigía del 1 por ciento de la cuantía económica total del proyecto», añade.

La delegada del Plan Nacional de Drogas subraya también la importancia en el ámbito de apoyo a la labor de investigación, la labor de las encuestas. «Ahora estamos terminando el trabajo de campo de la Encuesta Docimiliaria, la más grande de Europa, en la que han tomado parte 27.000 personas, y en otoño haremos la encuesta escolar, aspecto éste que nos interesa mucho», apunta.

En relación con el consumo de cocaína, la droga de tráfico ilegal que más urgencias hospitalarias genera, Moya afirma que este año «a través de las transferencias económicas que se hacen a las comunidades autónomas, se va a mejorar el indicador de urgencias, para detectar mejor este tipo de situaciones y cuál es el problema de nuestro entorno social que lo motiva».

«Los profesionales de urgencias están muy bien formados, y el tratamiento que le den a un paciente por consumo de drogas va a ser siempre el adecuado con su problema, sea cardiaco o cerebrovascular. «Lo importante es que en la anamnesis se detecten los consumos de riesgo, que se tengan en cuenta en las preguntas rutinarias las conductas que llevan a esos cuadros clínicos», aduce Moya. «Es necesario que los profesionales estén adiestrados en esta cuestión para que el indicador sea un instrumento potente, queremos cuantificar que problemas de una índole u otra están relacionados con el consumo de cocaína».

El Plan de Acción ha contemplado en 2006 en coordinación con las comunidades autónomas que los programas considerados de interés, que tengan rigor y calidad científica, sean cofinanciados. «Éste es el caso de los indicadores de urgencias, ya que sabemos que son difíciles de obtener y son caros, pero para nosotros son una prioridad. En algunos casos se financia hasta el cien por cien».

El Plan Nacional de Drogas destinó el año pasado 7,5 millones de euros para financiar proyectos de interés en las diferentes comunides autónomas, cuantía que se obtuvo fundamentalmente del Fondo de Bienes Decomisados. Carmen Moya señala que para la nueva convocatoria de la Red de Trastornos Adictivos, que saldrá previsiblemente el próximo mes de junio, hay mucha investigación básica, menos clínica y muy poca epidemiológica.

«Intentaremos reforzar los aspectos de investigación clínica y epidemiológica, y estimular a determinados grupos de investigadores a que se animen a participar», indica Moya , y agrega que «hay colectivos que tienen una información muy relevante que no se acercan por desconocimiento de la metodología».

En la actualidad hay 22 grupos distintos y 177 investigadores repartidos por toda España investigando dentro de la Red de Trastornos Adictivos, «que están funcionando muy bien», apunta Carmen Moya .

Por último, la delegada del Plan Nacional de Drogas reitera la importancia que tiene que los profesionales dispongan de la formación y la información precisa en materia de drogas, y poder trasladar conocimientos que se traduzcan en la práctica diaria. «Estamos trabajando con distintos proveedores de formación que podrían dar solidez a un programa de formación a los profesionales», concluye Carmen Moya.