El tabaquismo pasivo provoca cada año la muerte de 79.000 personas en la Unión Europea, de las cuales una contundente mayoría -72.000- fallece debido al humo que respira en sus hogares y el resto, a las sustancias tóxicas inhaladas en el lugar de trabajo, según un informe reciente.
La cifra de 79.000 fallecidos concierne tanto a los fumadores como a los no fumadores que aspiran el humo de terceras personas. De ese conjunto, unas 19.200 personas no fuman.
El tabaquismo pasivo deja unas 325 muertes anuales en la Unión Europea entre personas que trabajan en bares, restaurantes y discotecas, según el informe publicado en marzo por la Sociedad Europea de Neumología, junto a otros organismos.
En Francia, donde el jueves se publicó un decreto que prohíbe fumar en lugares públicos a partir del 1 de febrero del 2007, con la excepción de bares y restaurantes para los que se aplicará una prórroga de once meses, unas 5.900 personas mueren debido a ese fenómeno cada año.
El infarto de miocardio y los ataques cerebrales son las primeras causas de mortalidad relacionadas con el tabaquismo pasivo, seguidas por el cáncer de pulmón y las enfermedades respiratorias crónicas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala asimismo que el tabaco que fuman los padres acrecenta las posibilidades de una muerte súbita del bebé y el riesgo de asma, otitis, bronquitis y otras infecciones respiratorias.
El humo de un cigarrillo que se consume lentamente en un cenicero, inhalado por el entorno del fumador, «es más rico en monóxido de carbono» y otros compuestos que el absorbido por el fumador que aspira directamente desde la boquilla, según el doctor Bertrand Dautzenberg, vicepresidente de la Alianza contra el Tabaco.
El humo del tabaco contiene unas 4.000 sustancias, de las cuales 40 se consideran cancerígenas, según este experto.