En los institutos de enseñanza Secundaria los jóvenes asocian cada vez más la sexualidad a las drogas y no sólo el sexo si no también el ligar. Esto lo ha podido comprobar Antonio López, sexólogo y psicólogo del instituto de sexología Al-Andalus en las charlas que imparte en los centros educativos. «En cualquier ejercicio que se propone aparece alguna droga», apunta.

La sexualidad está desvirtuada y son muchos los jóvenes que «no la practican para disfrutar sino que se lo toman como una meta o unos resultados que hay que conseguir. Su objetivo es estar a la altura» de los estereotipos. Para eso, muchos de ellos no recurren sólo a la viagra sino que se enrolan con otro tipo de drogas de lo más variadas. Sustancias que tienen a su vez unos efectos muy desiguales.

Al margen de los problemas que pueden aparecer en cada organismo, el consumo crónico puede producir pérdida de conciencia y olvidos del tipo de no utilizar preservativos u otros medios de prevención. Todo eso puede derivar en embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual, etcétera.

El alcohol, que es la droga más común, causa desinhibición, pero en dosis altas puede retardar el proceso de excitación. En el caso de consumir con mucha frecuencia y mucho el problema puede ser mayor: bloquea la respuesta sexual y provoca impotencia. Es un efecto general y hay que recordar que no todos los cuerpos reaccionan igual. Lo mismo sucede con la marihuana, que también relaja y ayuda a la desinhibición. En el caso de consumos frecuentes, los especialistas recuerdan que puede causar disminución en la producción de espermatozoides y alterar el ciclo menstrual.

Infertilidad

El uso de la cocaína a la hora de realizar prácticas sexuales también tiene sus seguidores. Su uso crónico también tiene efectos poco placenteros, todo lo contrario. Puede llegar a provocar disfunciones sexuales e infertilidad en ambos sexos. Otros jóvenes inhalan poppers para «pasarlo mejor». Retrasa la eyaculación, pero su uso continuado puede desembocar en problemas coronarios o arteriales con una repercusión muy negativa en la sexualidad.

El abuso del éxtasis y del LSD, que como el resto de drogas mencionadas tienen efectos negativos no sólo en la sexualidad, en este campo ocasionan; el primero, disminuye la libido y la respuesta sexual; el segundo, debido a las alucinaciones que produce la experiencia sexual es confusa. Los efectos son de lo más variopinto.