Representantes de Bolivia, España, Ecuador o la ONU, entre otros, coincidieron hoy en la inauguración de la XI Cumbre antidrogas entre América Latina, el Caribe y la Unión Europea (ALC-UE) en que la cooperación internacional es fundamental para avanzar en la lucha contra la droga.

Carmen Moya, delegada del Gobierno español del Plan Nacional sobre Drogas, afirmó a Efe que «el problema tiene una dimensión que supera las fronteras y los países» y, por ello, foros como el de Quito «posibilitan llegar a líneas de colaboración internacional que contribuyen a generar políticas» antidrogas.

Desde la primera reunión del Mecanismo de Cooperación y Coordinación en Materia de Drogas ALC-UE en Panamá en 1999, las cumbres que se han desarrollado sobre la materia se han celebrado con el objetivo de buscar el desarrollo de proyectos conjuntos para aunar los esfuerzos en la batalla contra la droga.

De ese modo se trabaja en la reducción de la demanda, la coordinación de las fuerzas de seguridad y de los actores judiciales, la detección del lavado de activos, la prevención y el control de la oferta tanto en los países productores, como en los denominados «de tránsito» y en los países consumidores.

De acuerdo con Flavio Mirella, representante de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en América Latina y el Caribe se producen unas 1.000 toneladas de cocaína al año, de las que «una parte creciente» se dirige a Europa.

«Ambas zonas están afectadas tanto a nivel de tráfico como de consumo y cada vez más los problemas son similares y requieren una cooperación internacional», explicó el experto de Naciones unidas.

«Lo que se está viendo es que es un tema de responsabilidad compartida porque los impactos se sienten a nivel de país productor y a nivel del consumidor», añadió.

«La UE está muy comprometida, por ejemplo, en cómo agendarlo dentro de la política pública nacional, y se puede aprender mucho de cómo trabajar de forma horizontal para que no sólo sea un problema que le compete al ministerio de Interior sino que todos los ministerios o incluso la ciudadanía participen», sostuvo.

Esa misma percepción tiene Domingo Paredes, director del Consejo de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep) ecuatoriano, para quien el enfoque que tiene la UE «es muy interesante».

La UE «le da mucha importancia a los temas de desarrollo, salud pública, seguridad y derechos humanos y pensamos que en la reunión se van a concretar los mecanismos de cooperación que, esperamos, tenga efectos multiplicadores» en esos ámbitos, explicó a Efe.

Por su parte, Felipe Cáceres, viceministro boliviano de Defensa Social y Sustancias Controladas señaló que en lo que va de 2009 su país se ha incautado de 12 toneladas de pasta de cocaína, de las que un 40 por ciento iba dirigido a Perú.

Ese dato es el reflejo de que, indicó, «la mejor forma de lucha contra las drogas en todo el mundo es la coordinación y la cooperación».

Bolivia, que según datos del Gobierno de Estados Unidos es el tercer país que más cocaína produce, tiene un añadido a la problemática de la droga ya que para los bolivianos la hoja de la coca entronca con sus costumbres ancestrales.

En ese sentido, Cáceres apuntó que su país «está convencido de que la coca se puede reducir a lo que es estrictamente necesario para ese consumo, por eso la UE está financiando un estudio integral de la hoja de coca para ver cuántos ciudadanos la consumen».

«Queremos preservar esa cantidad y el resto erradicarlo» y para eso «es necesaria la cooperación internacional», apostilló.