Ya se conocían los peligros del tabaco, tanto para fumadores activos como para los pasivos, pero un nuevo estudio señala que el humo que queda impregnado en los lugares donde se fuma también es nocivo para la salud.
Cuando se enciende un cigarrillo, la nicotina se libera en forma de humo que puede quedar depositado por meses en muros, alfombras, cortinas y muebles, de acuerdo con el estudio publicado en los Anales de la Academia Estadounidense de Ciencias.
«Nuestro estudio determina que cuando esa nicotina residual reacciona con el ácido nitroso del ambiente forma nitrosaminas cancerígenas específicas del tabaco», explicó Hugo Destaillats, uno de los autores del estudio.
Las nitrosaminas son las cancerígenas más activas y potentes asociadas al tabaco, subrayó. La exposición a las nitrosaminas pasa generalmente por la inhalación de polvo o por el contacto de la piel con las alfombras, las cortinas o la ropa, lo que hace a los niños más vulnerables.
Las nitrosaminas se producen a partir de reacciones entre nitritos y aminas secundarias en condiciones fuertemente ácidas.
Las temperaturas relativamente altas, como las ocasionadas al freír, pueden desencadenar su formación. Se encuentran en algunos alimentos, en especial cerveza y pescado, y también en productos de carne y queso preservados con nitritos.