Julio Cardero cuenta ya 11 años sin probar ni gota de alcohol, siendo hoy el presidente de la Federación Riojana de Asociaciones de Alcohólicos y secretario de GARVA. Cree que las personas que están en las asociaciones «son unos privilegiados dentro de este mundo» del alcoholismo, «que es una enfermedad mental».
Sorprende que en esta jornada apenas se haya hablados de consecuencias del alcohol, datos de salud, etc., y sí mucho de psique.
– Esto es porque el alcoholismo es una enfermedad mental, tiene mucho de psicología. Bajo ese punto de vista, es como hay que tratarlo. Dejar de beber es fácil, hay medicamentos y voluntad en muchos casos, pero lo que cuesta realmente es mantenerse, y es la cabeza la que te juega malas pasadas.
¿Cuántas personas acuden a las asociaciones riojanas en busca de solución a su problema?
– Aproximadamente vienen unas 500 personas al año, bien sea para rehabilitarse o pedir información. No creo que sean más del 10% de los alcohólicos que hay en la región.
Se critica a menudo que es una droga «socialmente aceptada», que muchas de esas personas ni se den cuenta de su problema.
– No son conscientes o si lo son, no quieren o no saben buscar soluciones. Los que van a las asociaciones son unos privilegiados en este entorno, porque se han dado cuenta del problema, quieren solucionarlo y buscan ayuda. El alcohol es una droga aceptada y permitida, cuando es muy peligrosa y crea adicción. Hablamos de 12.000 muertes directas al año, sin contar con los accidentes o enfermedades relacionadas con el consumo abusivo.
Precisamente, La Rioja es emblema del vino, y no ha faltado el debate entre lo social y cultural, la gastronomía y el alcoholismo.
– Cualquier bebida que lleve alcohol es bebida alcohólica, me da igual que sea sidra, cerveza, vino, whisky o absenta. Yo no estoy en contra del consumo moderado, pero de alguna forma viene a ser un pequeño engaño: todos los alcohólicos empezaron consumiendo moderadamente. ¿Dónde está el límite? el problema empieza cuando sientes esa necesidad de beber alcohol.
