El ensayo Cartografiando una alarma moral: Narrativas de los medios de comunicación y expertise médico en los debates públicos sobre suministro más seguro, desvío y uso de drogas en la juventud en Canadá, explora las implicaciones de las políticas derivadas de la intersección entre narrativas y evidencia en el ámbito de las drogas.

El texto destaca que las propuestas políticas no necesariamente se basan en evidencia para ganar aceptación política, y señala cómo estas narrativas pueden impulsar legislaciones restrictivas o punitivas, afectar negativamente los resultados de salud de las personas jóvenes y obstaculizar el acceso a la atención médica para las personas que usan drogas. Además, se discute cómo estas narrativas tienden a subestimar la efectividad de las intervenciones de reducción de daños, contribuyendo a la consolidación de respuestas policiales y legales más represivas, lo que conllevaría a un aumento del riesgo de violencia y antipatía hacia quienes usan drogas.

Como referencia, se menciona la crisis actual de sobredosis y toxicidad por drogas en América del Norte, que ha contribuido al impulso de programas de reducción de daños como los programas de suministro más seguro en Canadá. La implementación de estas políticas ha dado lugar a una reacción por parte de medios de comunicación, personalidades políticas y profesionales del ámbito médico y sociosanitario. «Esta reacción ha convergido principalmente en torno a varios relatos, basados en afirmaciones no fundamentadas y pruebas anecdóticas, alegando que los programas de suministro más seguro están generando una ‘nueva epidemia de opioides’, reflejando una alineación emergente entre actores institucionales y políticos clave».

«Nuestro enfoque hace explícitas las condiciones estructurales que sustentan las recientes controversias, condiciones estructurales que sacan a la superficie continuidades históricas, ausencias de pruebas y conexiones con otros lugares emergentes de conflicto político y cultural (Martin et al., 2022). A pesar del creciente y diverso conjunto de pruebas establecidas y disponibles que demuestran lo contrario, las afirmaciones ampliamente difundidas de que los programas de suministro seguro están precipitando una ‘nueva epidemia de opioides’, provocando un aumento del consumo de drogas entre los jóvenes e impulsando las sobredosis han logrado una considerable aceptación política, lo que ha llevado al cierre de algunos espacios de esta índole en todas las jurisdicciones, así como a la introducción de reformas sustanciales».

Utilizando el concepto de pánico moral, se evalúan las discusiones recientes en la esfera pública y en los medios de comunicación canadienses sobre los programas de suministro más seguro. De esta manera, el ensayo aborda una investigación que examina estos pánicos morales, las leyendas urbanas y las formas relacionadas de comentario público que activan las narrativas estigmatizadoras y no basadas en el conocimiento científico.

Se examina cómo estas narrativas profundizan especialmente en el racismo y la xenofobia, analizando cómo las primeras políticas de drogas en la década de 1920 en Canadá reclutaron sentimientos racistas contra las personas de la comunidad china, para construir un pánico moral sobre el consumo de opio. Y también de manera similar en las décadas de 1960 y 1970 contra las personas negras. «Estos pánicos morales se desarrollan de manera muy desigual, vinculándose a determinadas drogas, objetivos y personas, lo que revela hasta qué punto se utilizan como una herramienta para gobernar a las comunidades pobres y racializadas».

Además, se destaca la importancia de considerar las perspectivas de las personas jóvenes consumidoras de drogas en las políticas y acciones relacionadas con la salud pública, y se enfatiza que las afirmaciones de los actores morales a menudo ignoran estas narrativas, lo que resulta en políticas que perjudican a estas personas. El ensayo subraya la necesidad de basar las intervenciones sanitarias y la investigación en las necesidades y perspectivas de aquellas más afectadas por las políticas y acciones implementadas.

En conclusión, el texto advierte sobre el peligro de estas narrativas para la salud pública y los derechos humanos, así como la necesidad de políticas basadas en evidencia y centradas en el bienestar de las personas que usan drogas.

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