La ketamina, medicamento tradicionalmente conocido por su uso como anestésico disociativo de corta duración, fue sintetizada en el año 1962 por los laboratorios de la farmacéutica Parke & Davis. Su uso médico se extendió rápidamente, debido principalmente a su alto perfil de seguridad, ya que es un anestésico que no deprime el sistema respiratorio ni tiene efectos cardiovasculares significativos, y por lo tanto no requiere de monitorización médica demasiado rigurosa. En los últimos años se ha extendido un nuevo uso para la ketamina: el psicoterapéutico.

Los efectos antidepresivos y terapéuticos de la ketamina se conocen desde hace décadas. Ya en los años 70, el famoso psiquiatra mexicano Salvador Roquet utilizaba esta sustancia en terapia, introduciendo su potencial a algunos de los otros grandes nombres dentro de la psicoterapia psicodélica, como Stanislav Grof y Timothy Leary. En los 80, el Dr. Evgeny Krupitsky realizó una serie de investigaciones en la antigua Unión Soviética, trabajando principalmente con el uso terapéutico de la ketamina para la adicción y el alcoholismo. Sin embargo, debido a un creciente uso recreativo y a la estigmatización de las sustancias psicodélicas, diversos países alrededor del mundo fueron clasificando la ketamina como sustancia controlada.

A pesar de esto, la investigación con ketamina continuó, con mayor facilidad quizás que otras sustancias controladas debido a su uso aceptado como anestésico, y en las últimas décadas se han publicado decenas de estudios mostrando los efectos antidepresivos de la ketamina. Actualmente hay centenares de clínicas en EEUU ofreciendo este tratamiento. En España, desde el 2022 la sanidad pública financia el uso de la esketamina, un isómero óptico de la ketamina racémica administrado por vía nasal, para el tratamiento de la depresión resistente al tratamiento. Los isómeros ópticos tienen la misma composición (mismas moléculas) pero difieren en cómo estas moléculas están dispuestas en el espacio tridimensional, proporcionando a cada isómero con propiedades únicas. La ketamina racémica está compuesta por los isómeros S-ketamina y la R-ketamina.        En España existen ya varias clínicas privadas donde administran ketamina racémica, más comúnmente administrada por vía intravenosa (I.V.) o intramuscular (I.M.). Este método de administración tiene la ventaja de una mayor biodisponibilidad de la sustancia, llegando al 100% con la I.V. y al 93% con la I.M., debido a la gran solubilidad de la ketamina. Aunque la ketamina oficialmente está indicada tan sólo para la depresión mayor, en los últimos años se han ido publicando estudios prometedores para el uso terapéutico en otras patologías, como el dolor crónico, las adicciones y el trastorno de estrés postraumático.

La ketamina es algo distinta a los psicodélicos ‘clásicos’ como podrían ser la LSD y la psilocibina, los cuales se cree obtienen sus efectos antidepresivos principalmente a través de su actuación en los receptores de serotonina. La ketamina actúa en los receptores glutamatérgicos NMDA, induciendo cambios de neuroplasticidad que posiblemente medien los efectos antidepresivos, aunque los mecanismos de acción exactos todavía son cuestión de debate. Tiene también algunos aspectos únicos con respecto a los efectos subjetivos. Como anestésico disociativo, resaltan las experiencias extracorpóreas, sensaciones de desconexión con el cuerpo o con la realidad física, a veces conduciendo a experiencias conocidas como la pérdida del yo o del ego.

Estos efectos subjetivos o agudos de los medicamentos psicodélicos frecuentemente se denominan efectos secundarios, y existen varias investigaciones de nuevos fármacos que intentan eliminar estos efectos pero mantener los efectos antidepresivos. Sin embargo, hay varios estudios que apuntan que estas experiencias subjetivas son de beneficio, y quizás incluso cruciales, para el efecto terapéutico del tratamiento. Estas experiencias frecuentemente se asocian a sensaciones de amplitud y conexión, de carácter psicológico muy significativo. Se cree que esta capacidad de los medicamentos psicodélicos para estimular nuestra flexibilidad emocional y cognitiva, en parte despertando experiencias llamadas místicas o trascendentales, puede ser un punto de partida poderoso para el proceso psicoterapéutico.

En la Clínica Synaptica, en Barcelona, llevamos algo más de dos años realizando el tratamiento de psicoterapia asistida con ketamina, con más de 220 pacientes tratados y más de 1.000 administraciones de ketamina. Seguimos un protocolo de tratamiento que atraviesa varias fases: una entrevista psiquiátrica previa, sesiones de preparación, sesiones de psicoterapia asistida con ketamina y sesiones de seguimiento. También le damos especial importancia a la investigación y al desarrollo del conocimiento, incorporando recolección de datos y la organización de eventos de formación en nuestra práctica. El proceso de tratamiento extendido en el tiempo es fundamental para el desarrollo de la relación terapéutica y la integración de las experiencias psicodélicas. Es importante recalcar que la ketamina debe ser concebida como tratamiento psicoterapéutico más que como un tratamiento farmacológico como pueden serlo otros antidepresivos.

Esta visión o metodología de tratamiento integral debe permanecer firme cuando consideramos otros medicamentos psicodélicos, actuando estos como potenciadores más que como el factor único del cambio terapéutico. En Australia ya está permitido el uso del MDMA para el estrés postraumático y la psilocibina para la depresión resistente al tratamiento. En EEUU se revisará este mismo año la regulación del MDMA para el tratamiento del estrés postraumático, y decenas de otros estudios se encuentran en desarrollo para investigar el potencial de otros medicamentos psicodélicos, además de establecer buenas prácticas para el uso seguro y el acompañamiento psicoterapéutico. Nos encontramos en un momento histórico en el que la necesidad de nuevos tratamientos que funcionen es muy superior al estigma que rodea el uso de los psicodélicos. Por ello, en Clínica Synaptica queremos estar preparados para la llegada de estos nuevos avances, y así poder implementar rápida y eficazmente su uso clínico en España.

La psicoterapia asistida con ketamina, así como la psicoterapia psicodélica, es un ámbito todavía en desarrollo, que aún requiere de continua investigación para explorar sus límites y posibilidades. Sin embargo, sus beneficios médicos son ya evidentes, y en nuestra era actual durante la cual la importancia y la preocupación por la salud mental está en aumento, la psicoterapia psicodélica llega en un momento en el que su impacto podría ser de repercusión más que considerable. Ampliando su uso a través de investigaciones rigurosas, profesionales formados y contextos seguros y cuidadosos, podemos implementar estos medicamentos no como cura rápida, si no como oportunidad para profundizar en nuestro malestar y nuestra humanidad.