Redacción-

La legalización del cannabis para uso recreativo en muchos estados de Estados Unidos y Canadá, y también en muchos otros países, ha conllevado una evolución de la industria legal del cannabis altamente comercializada. Con la experiencia que tenemos sobre los efectos de la industria del alcohol y el tabaco en el consumo de estas sustancias, y con la necesidad de prevenir los posibles riesgos derivados de ello, un grupo de investigadores ha sacado un estudio llamado Perceptions of cannabis health information labels among people who use cannabis in the U.S. and Canada [Percepciones de las etiquetas de información sobre la salud del cannabis entre las personas que consumen cannabis en los EE. UU. Y Canadá] en la prestigiosa revista de divulgación científica Science Direct. En este estudio se centran en «la evaluación del impacto potencial de las etiquetas de información sobre la salud del cannabis en los productos legales para crear conciencia y un posible cambio de comportamiento entre las personas que consumieron cannabis recientemente».

Como ya pasa con el tabaco, y con el alcohol en menor medida, el etiquetado con mensajes de prevención ha tenido un impacto positivo significativo en el consumo de estas sustancias. Aprendiendo de ello, en Canadá y en algunos estados de Estados Unidos, se ha introducido un etiquetado con diferentes mensajes de salud. En el caso de Canadá son una serie de mensajes obligatorios por ley que incluyen mensajes de salud específicos sobre la dependencia y los riesgos de conducir bajo los efectos del cannabis, en cambio en Colorado, Washington y Alaska han optado por mensajes que utilizan declaraciones vagas de riesgo para la salud y riesgos para grupos particulares, como mujeres embarazadas y quienes conducen u operan con maquinaria pesada. Además, en los estados de EE.UU donde existe este etiquetado no es necesario que los mensajes sean rotativos, como si pasa en Canadá.

«Se necesita información objetiva sobre productos y consejos de salud para equilibrar los mensajes positivos promulgados por la publicidad y los esfuerzos de la industria» resaltan en el artículo.

Para el estudio se realizó una encuesta a 1278 consumidores de cannabis de Canadá y 2224 de estados de EE. UU. donde el cannabis era legal en el momento de la encuesta, y 5230 de otros estados de EE.UU. A los encuestados se les presentaron seis etiquetas con información de salud relacionada con el cannabis (dependencia; conducir drogado; daños por fumar; daños al cerebro en desarrollo; falta de motivación; efectos en la memoria), y se les preguntó si la información era nueva para ellos, si la consideraban creíble, si cambiaran pautas de consumo y como de a favor estaban de tener etiquetas sanitarias, de ese tipo, en los productos de cannabis legal.

Según las conclusiones del estudio, en general, el conocimiento de la información sobre el cannabis presentada fue alto, y dos tercios de los encuestados creían en la información, aunque los niveles de creencia eran ligeramente más bajos para la etiqueta de dependencia. Sin embargo, para la mayoría de las etiquetas, hubo proporciones bajas (<30%) de encuestados que dijeron que les haría considerar cambiar su comportamiento. Para la etiqueta de dependencia fue solo del 10%. La excepción notable fue para la etiqueta de conducción, para la cual casi el 60% dijo que les haría considerar reducir su consumo de cannabis.

Se observaron diferencias entre los encuestados en Canadá en comparación con los Estados Unidos. Las personas canadienses encuestadas tenían menos probabilidades de decir que la información era nueva; eran más propensas a creer en dos de cada seis piezas de información, y eran más propensas a decir que las etiquetas los harían considerar cambiar su comportamiento, en comparación con las personas encuestadas de Estados Unidos. Dentro de Estados Unidos también se detectaron diferencias entre los estados donde era legal y los que no, las personas  encuestadas de estados donde era legal exhibieron niveles más altos de conciencia, credibilidad y era más probable las etiquetas cambiaran sus  pautas de consumo.

Sin embargo, se observó que las personas que consumían más cannabis tenían una mayor tendencia a no dar credibilidad a los mensajes y a una menor probabilidad de cambio de pautas de consumo. Por ello concluyen en el estudio, que «el etiquetado objetivo y sin prejuicios debe incorporarse como parte de una estrategia de salud pública más amplia«.

«También vale la pena señalar que la información en las etiquetas puede afectar a las personas que no han iniciado el consumo de cannabis, pero lo están considerando y, en este caso, puede tener un papel educativo que desempeñar» comentan en el artículo.

Además, solo unas pocas personas consideraron un cambio de comportamiento después de la exposición a los mensajes de salud. Sin embargo, como dicen los autores del artículo, «la posibilidad de cambiar el comportamiento de un pequeño número de personas es preferible a que no haya ninguna información en las etiquetas». Y señalan que los mercados regulados pueden ayudar a aumentar el conocimiento y la conciencia a través del etiquetado de producto.

En el estudio también comentan las limitaciones del mismo, señalando que «que las medidas utilizadas en este estudio no pudieron obtener información sobre el cambio de comportamiento real en los encuestados». Y que el canal utilizado para la encuesta, La Encuesta Mundial sobre Drogas (GDS) «recluta una muestra grande, pero está limitada por la naturaleza oportunista del reclutamiento, y generalmente atrae a un grupo más joven y mejor educado en comparación con la población general».

Leer el estudio completo en ScienceDirect.com