El consumismo y el culto a la imagen «influyen» en la aparición de la adicción al sexo, según un expertoLos afectados también sufren el «síndrome de abstinencia» propio de las drogodependencias, con náuseas, temblores y ansiedad
El consumismo o la preocupación por la imagen pueden influir en la aparición de conductas como la «adicción al sexo», un problema que se da con más frecuencia en personas impulsivas que odian la rutina y buscan siempre el placer, y que guarda relación las bajas proporciones en el cerebro del afectado de serotonina, neurotransmisor que regula el estado de ánimo, y betaendorfinas, la sustancia que transmite en el cerebro la sensación de saciedad.
Así lo explicó Josep Maria Farré, neuropsiquiatra del Instituto Universitario Dexeus, durante la tercera conferencia del ciclo «Visiones de la Ciencia», organizado por la Dirección de Cultura Científica del Institut de Cultura de Barcelona (ICUB) y la Xarxa de Biblioteques, con el patrocinio del Instituto Novartis de Comunicación en Biomedicina, según informa la compañía farmacéutica en un comunicado.
El experto, explicó que por «adicción al sexo» se suele entender «la necesidad impulsiva de mantener conductas de sexo repetitivo y mecánico», que en su aparición es crucial la personalidad del individuo, pero también valores sociales como el consumismo o la importancia de la imagen, pueden influir en las conductas adictivas como esta.
Según apuntó, las personas con baja autoestima o intolerancia a las frustraciones tienen mayores probabilidades de sufrir esta adicción. «Son individuos que no soportan la rutina y buscan constantemente el placer, neurológicamente viene marcado por un neurotransmisor llamado dopamina. Además, estas personas parecen tener menos serotonina -neurotransmisor que regula el estado de ánimo y actúa como freno de algunas conductas- y menos betaendorfinas, que transmiten en el cerebro la sensación de relax y saciedad que surge tras la actividad física o la sexual», explicó.
En cualquier caso, señaló, la conducta sexual se transforma en un problema cuando «el impulso no se puede controlar y se convierte en una agonía porque el afectado no puede pensar en otra cosa». «Se transforma en una verdadera esclavitud, que suele acompañarse de una gran culpabilidad. Sin embargo, este sentimiento de culpa queda enterrado por la fuerza del impulso que vuelve a imponerse. A la larga, esta situación puede afectar a la vida familiar, la economía y la salud», declaró el Dr. Farré.
La adicción al sexo pertenece al grupo de las adicciones comportamentales, es decir, que no están dirigidas a algún tipo de droga. Sin embargo, pese a la ausencia de sustancias tóxicas, este tipo de trastornos también presentan síndrome de abstinencia. «En los adictos a estos comportamientos también surgen comportamientos propios de las personas enganchadas a las drogas como irritabilidad, náuseas, insomnio, temblores y sobre todo, ansiedad», subrayó.
Para tratar esta enfermedad, la castración química «prácticamente no se utiliza», y se suele aplicar un tratamiento psicológico. «Para llevarlo acabo, el primer paso ha de ser aceptar que se tiene un problema y tomar conciencia de algunas actitudes típicas de los adictos, como la minimización o la creencia de que lo pueden controlar», comentó, enumerando entre estas medias la mejora de las habilidades sociales, las terapias de reestructuración de pensamiento o las de grupo, como las de Adictos Anónimos al Sexo y al Amor.