El objetivo es mejorar la calidad de vida de los pacientes, no entrar en discusiones legalistas. Las asociaciones de enfermos de Asturias lo tienen claro. Si los estudios médicos que se están desarrollando demuestran que el cannabis es beneficioso para las personas que padecen cáncer, esclerósis múltiple o fibromialgias defenderán ante cualquiera el uso terapéutico de esta planta. Los colectivos de la región dejan abierta la puerta a una vía que ya está obteniendo los primeros resultados en Cataluña. Sin embargo, el Gobierno del Principado ya ha explicado que no tiene pensado poner en marcha ninguna iniciativa en este sentido.

El plan piloto catalán está destinado a 1.000 personas que recibirán de forma gratuita la marihuana que necesiten para sus tratamientos. El programa está destinado a enfermos de cáncer, para atenuar las secuelas de la quimioterapia; de esclerosis múltiple, para reducir la espasticidad de los músculos; y a las personas que sufran fuertes dolores, diagnosticados previamente. Todos estarán sometidos a control médico y recibirán sus dosis en una farmacia.

OPINIONES Un portavoz de la asociación regional de esclerosis explicó ayer que el colectivo está abierto a «cualquier estudio científico planificado y ponderado cuyos resultados sean beneficiosos para el tratamiento de la enfermedad, siempre que tenga unos efectos secundarios controlados». Este colectivo es partidario de «desmitificar» el uso del cannabis y recuerda que se están recetando potentes fármacos contra el dolor como la morfina.

En el caso de esta patología, señala que el objetivo de la planta sería acabar con la espasticidad que contrae los músculos y que causa múltiples molestias. La representante de la asociación explicó que no se trata de fumar la planta, si no de sintetizar químicamente algunos de sus componentes. Indicó que antes de generalizar su uso es necesario cubrir todos los protocolos de caracter farmacéutico.

Esta opinión la comparte la presidenta de la asociación de fibromialgia. «Estamos totalmente de acuerdo con su uso siempre que sea por prescripción falcultativa y con un control médico. Quién se va a oponer a un tratamiento que consiga quitar el dolor a unos enfermos crónicos?», señala. Reconoce que es un tema «muy delicado» al tratarse de un producto que no está legalizado, aunque matiza que «existen medicamentos muy fuertes que no son más que drogas legales». Para este colectivo es necesario ser comedido y «no tomarse las cosas a la tremenda».

Las palabras de la representante de la delegación gijonesa de la asociación española contra el cáncer difieren poco de las expresadas por el resto de las portavoces. «Nosotros no nos metemos en temas científicos porque no tenemos los conocimients suficientes pero si se demuestra que es bueno por qué no lo vamos a defender. No hay que cerrarse a nada», afirma. Indicó que los importante es sospesar las contraindicaciones.