Escuchar las palabras cocaína y heroína en un niño de 11 años impresiona. Ayer las pronunció Isidro, alumno de sexto de Primaria del colegio público Francisco Pizarro, en Cáceres, y lo hizo con fuerza, poniendo énfasis con sus palabras y su tono de voz en que «no son cosas buenas». Pero, sin duda, aún debe impresionar mucho más ver a un niño de su edad consumiendo esas sustancias. Y no es tan raro.

La edad en que los jóvenes entran en contacto con este tipo de sustancias «sigue siendo muy temprana», según los datos que aporta el Plan Nacional Sobre Drogas. Así, la edad media de inicio del consumo de tabaco se sitúa en los 13,1 años; la de alcohol, en los 13,8; la de cannabis, en 14,6; y la de cocaína, en los 15,4 años.

A los ojos de los escolares extremeños, la heroína y la cocaína «son las drogas más fuertes», y sin saberlo, Isidro Rodrigo Alonso parece reproducir inconscientemente el mal extendido en la sociedad: hay drogas duras, perjudiciales para la salud, y drogas blandas, cuyo consumo es más aceptable.

Sin embargo, la idea de que todo el conjunto de drogas, incluidos el alcohol y el tabaco, pueden acortar tu vida y dañar su calidad también empieza a calar entre la juventud si se sigue escuchando a Isidro: «El cannabis afecta a la memoria y es muy adictivo», explica con precisión. Él sabe que el cannabis es el popular «porro».

Si se le plantea, en cambio que es muy probable que su padre o su madre fumen algún cigarrillo o beban un poco de alcohol en ocasiones determinadas, se queda pensativo. «Yo preferiría no tomarlos nunca», responde.

Visita

Isidro, pelo rubio, sonrisa amplia, fue el encargado ayer de despedir al ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, al término de la visita que realizó al centro escolar cacereño para presentar la segunda edición nacional de «El secreto de la buena vida», un juego virtual que implicará a más de 86.000 alumnos españoles, 6.500 de ellos extremeños, además de 500 profesores de Extremadura y 120 centros de la región.

Con él se pretende enseñar a los escolares de quinto y sexto curso de Primaria (10-12 años) a saber decir no cuando se le presenta la droga delante. Se les enseña, en terminología científica, a desarrollar «habilidades sociales», ser asertivo, por ejemplo, o resistir a la presión.

«Pero no se pronuncia la palabra droga», señaló ayer Bernat Soria, en su primera visita oficial a Extremadura como titular de Sanidad y Consumo. ¿De qué se habla entonces en el extenso material, en CD y papel, que compone el juego?. Pues de cómo reaccionar en el cola del pan.

«El otro día estaba María en la cola del pan cuando, de repente, un señor de unos 40 años se coló. Se quedó helada y no supo cómo reaccionar. Me pidió ayuda, pero la verdad, no supe bien que decir. Más tarde, tras reflexionar un rato, se me ocurrieron varias maneras de reaccionar».

Se trata de un ejercicio para que los adolescentes refuercen su asertividad, y se propone elegir entre tres opciones: No decir nada a quien se ha colado; decirle: «oiga usted, que se ha colado, no tenga morro» y volverse a situar delante; o dirigirse a la persona «con voz tranquila y sosegada» y afirmar: «disculpe, creo que iba yo delante de usted». Al comienzo de la página de actividades, una frase ayuda al alumno a elegir la opción correcta: «Una sonrisa vale mucho, un insulto… no vale nada».

Las frases son continuas. Intentan potenciar la autonomía de los niños, fomentar su capacidad crítica y saber relacionarse con los demás de una manera positiva. Algunas provienen de los propios escolares, como «Si dices la verdad, te sentirás mucho mejor», propuesta por Ángel Fernández.

Lenguaje multimedia

A los escolares, además, se les propone «inventar un anuncio» para convencer a la gente de que no beba o no fume, es decir, se trata de llegar a los niños con el lenguaje mediático y multimedia que les rodea y, sobre todo, con la fuerza de la imagen porque los tiempos van cambiando. De hecho, ayer no se utilizaron encerados durante la visita del ministro, que estuvo acompañado por el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Varas, sino una pizarra digital de la que ya disponen muchos centros educativos de la región.

Con ella, los niños demostraron cómo se juega a «El secreto de la buena vida», concurso en el que, efectivamente, no se pronuncia la palabra droga y a través del cual los escolares inician una aventura, superan pruebas y, finalmente, descubren el secreto mejor guardado y a su creador, Ventura Buenavida. Vivir bien, averiguan, es vivir sin drogas. El juego permite tomar fotografías, hablar con los personajes o llamar por el teléfono móvil.

La actuación en los colegios tiene varios significados. El presidente de la Junta indicó ayer que «no es precoz hacer este tipo de campañas en quinto y sexto de Primaria, incluso un poco antes», porque el primer contacto con las sustancias estupefacientes se ha ido adelantando en los últimos años en nuestro país.

Además, según el Plan Nacional, se considera probado que «el fracaso escolar está íntimamente ligado al consumo de drogas, sean éstas legales o ilegales». También que si el consumo de una sustancia se adelanta, el joven tenderá a probar más de una.

A los escolares se les pregunta en las encuestas estatales por el consumo de tabaco, alcohol, tranquilizantes, cannabis, éxtasis, alucinógenos, anfetaminas, cocaína, heroína y sustancias volátiles.