El consumo de SPA en la población adolescente cambia frecuentemente, ya sea por la introducción de nuevas sustancias psicoactivas para la búsqueda de sensaciones placenteras o por el contexto geopolítico de cada región, prohibiciones y/o cambio de regulación en las mismas.

En Colombia, el fenómeno de las NPS inicia a finales de la década del 2000 y su tráfico tiene unas particularidades especiales. En general, no cuentan con un mercado propio y predomina su venta en forma de “falsificaciones” de sustancias que ya tienen un posicionamiento dentro del mercado ilegal, en este sentido, muchas de las NPS se venden como suplantación de éxtasis (MDMA), “ácido” (LSD) y “tucibí” (2-CB). Este último es un caso especial, lo que realmente se vende bajo este nombre son mezclas de ketamina con otras sustancias. (Instituto de Medicina Legal de Colombia, 2020)

Por consiguiente se realizó seguimiento a población entre los 12 a 17 años internada en un Hospital Mental de la Ciudad de Pasto (Nariño – Colombia), bajo la modalidad de deshabituación y rehabilitación, contando con un registro entre marzo a septiembre 2023 de 23 pacientes, quienes como droga inductora de consumo (inicial) exclusiva se encontró el consumo de “tuci” o “tucibi”, desplazando el consumo como droga primaria de cannabis o de alcohol, además el 80% de esta población refirió conocer las sustancias que componían el “tuci”. Cabe aclarar, que el 2cb es una feniletilamina que genera sensación de placer y alucinaciones, en el caso de está población referida anteriormente, los pacientes logran informar que este tuci se compone de anfetaminas denominadas “pilas”, además de la mezcla de diferentes sustancias principalmente ketamina, benzodiacepinas, medicamentos antihipertensivos, antidepresivos como sertralina o fluoxetina, antigripales y en algunos casos tramadol, rivotril y jarabes de dihidrocodeina, más el colorante artificial para lograr el color rosado característico. Después de esta primera introducción al consumo de “tuci”, los adolescentes prefieren continuar dicho consumo y dejar a un lado el consumo de alcohol y cannabis por los efectos secundarios que estos generan.

Con este nuevo panorama, nos damos cuenta que el patrón de consumo en los adolescentes cambia radicalmente, ya no se tiene en cuenta el consumo de cannabis como sustancia inicial, por el contrario se deja a un lado, prefiriendo los efectos del tuci o tucibi, los servicios de urgencias se enfrentan cada día a nuevos retos por las mezclas de esta sustancia, no solo es creer que consta de anfetaminas sino que se debe pensar mas allá por el alto riesgo de mezclas con los diferentes medicamentos incluyendo opioides lo que lleva a grandes riesgos de depresión neurológica, respiratoria, arritmias entre otros.

Por eso el llamado como personal sanitario, a no subestimar el consumo de tuci y prestar atención a los efectos secundarios y posibles síndromes de abstinencia que si no se reconocen a tiempo, pueden acarrear a complicaciones y severidad, además como parte de una comunidad en evolución también se hace llamado a familiares, a docentes y a todos para generar conciencia y prevención en esta nueva ola de consumo de nuevas sustancias psicoactivas.