El Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Arturo Canalda, comunicó ayer la necesidad de que los padres inculquen una cultura de rechazo al alcohol a sus hijos para evitar que se repitan de nuevo los altercados sucedidos en Pozuelo de Alarcón (Madrid) el domingo pasado. A su vez, Canalda expresó su temor a una repetición de los incidentes pasados ya que, según se observa a través de las múltiples convocatorias en internet, los jóvenes siguen organizando botellones.

En sus declaraciones explicó que la sentencia establece, y asegura, que los jóvenes que participaron en los disturbios de la semana pasada no volverán a hacerlo este fin de semana –ya que permanecerán en libertad vigilada y «castigados» sin salir a partir de las 22.00 horas, durante los próximos tres meses–. No obstante hizo hincapié en que la única forma de poner fin por completo a este tipo de comportamientos es la actuación preventiva de los padres y, en último caso, la intermediación de las fuerzas de seguridad y cuerpos oficiales del Estado.

«Los padres deben exigirles (a sus hijos), no pedirles, que no participen en este tipo de eventos con independencia de que los amigos sí vayan, es una enorme responsabilidad de los padres», matizó.
Además, el Defensor del Menor también recalcó que el fenómeno del «botellón» es un hecho prohibido por la Ley de Drogodependencias, salvo en casos excepcionales como fiestas patronales, aunque no en todas las localidades. Para Canalda este tipo de comportamiento surge a raíz de una «incorrecta cultura del ocio en los jóvenes». «Para divertirse no hace falta beber, hay que salir con los amigos, jugar un partido, hacer otras cosas; no hace falta beber y esto denota que los chavales no están educados», sentenció.

En sus declaraciones también recalcó que el origen del problema radica en que «no existe la sensación de que el alcohol es una droga», razón por la cual se dirigió a los padres para pedir que éstos se replantearan su propia visión acerca de las bebidas alcohólicas.

«En España se empieza a beber desde muy joven, los niños coquetean con el alcohol a los 12,3 años de media y eso es algo muy duro; tenemos que conseguir que el chaval entienda que el alcohol es una droga y que para divertirse no hace falta irse de botellón», subrayó.