La prevención constituye la seña de identidad actual del Plan Regional sobre Drogas que nació en Cantabria ya hace 18 años -en 1985- y que durante su andadura ha llegado a más de 60.000 escolares de 235 centros educativos y a cerca de 300.000 ciudadanos mediante campañas que han pretendido llegar a todos los sectores de la sociedad.
El ámbito escolar ha sido prioritario para el Plan porque parece evidente que hay que evitar que se inicien los consumos a edades tempranas y para ello es conveniente insistir en los riesgos no sólo de las sustancias tóxicas prohibidas sino de las consideradas legales como es el caso del tabaco y el alcohol. Así, el trabajo preventivo comienza en los años anteriores a las habituales edades de inicio en el consumo y se cuenta con el cien por cien de los niños y jóvenes, integrando la prevención en el proceso educativo global. «En la huerta con mis amigos», «¡Órdago!», «Y tu ¿Qué piensas?», «De marcha», «El cine en la enseñanza», «¿De qué van las drogas? ¿De qué van los jóvenes?», «Juego para la prevención de las drogodependencias» y «Prevenir para vivir».
En cuanto al ámbito familiar se cuenta con un programa que pretende dotar de estrategias a los padres para que puedan actuar como agentes preventivos en la familia . Se ha publicado además un libro «¡Drogas! Los padres podemos ayudar», en el que se ofrecen unas pautas básicas de información preventiva e información sobre diversas drogas.
En el ámbito comunitario la prevención pretende reforzar los mensajes y normas de la comunidad en contra del abuso de drogas y a favor de la salud. En este camino se cuenta con una serie de ayudas y subvenciones para actividades y pueden beneficiar tanto las corporaciones locales como entidades sin fines de lucro. Aquí se incluye los programas de entrenamiento en habilidades de vida y el dirigido al alcohol y tráfico.
El ámbito de la comunicación social destacan las diversas campañas que se han venido realizando para lograr el mayor impacto. Anuncios en televisión y cine así como en diarios regionales y periódicos universitarios y edición de dípticos y carteles han sido los principales soportes encaminados a que los jóvenes no beben o no utilizan cocaína o cánnabis. Las opiniones de los cántabros ante las drogas, las encuestas, las guías han sido objeto de publicaciones.
En el ámbito laboral se han realizado intervenciones y programas que se dirigen fundamentalmente a la prevención de las sustancias institucionalizadas, priorizando sectores de producción y colectivos de trabajadores de alto riesgo y también a aquellos cuyo desempeño laboral pueda suponer un riesgo para terceros.
El ámbito de la salud se ha contado con programas de prevención de alcohol y de prevención de recaídas en drogas.