Septiembre figura en la agenda de la consejera de Sanidad de Cataluña, Marina Geli, como el mes en que se cerrará el acuerdo con el Ministerio de Sanidad sobre el uso de la marihuana en tratamientos médicos. El proyecto, fraguado en primavera, pretende que el cannabis, la droga ilegal que más se consume en España, esté al alcance de enfermos que siguen tratamientos de quimio y radioterapia en todo el territorio catalán. El único desencuentro hasta el momento entre ambos departamentos radica en establecer los lugares donde se dispensará la droga. Mientras la Generalitat, de acuerdo con el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, quiere iniciar un plan piloto para su venta con fines terapéuticos en algunas farmacias, Sanidad en cambio, opta por los hospitales como únicos centros autorizados ya que, a su juicio, podría generar problemas en las boticas.

De llegar la idea a buen puerto, Cataluña rompería por primera vez la inercia que condenaba el uso de esta planta milenaria en medicina. Condena que actualmente está en entredicho a raíz de las cada vez más numerosas investigaciones científicas cuyos resultados sostienen que la utilización médica de la marihuana resulta en muchos casos beneficiosa para los pacientes, ayudándoles a superar el malestar general que producen los agresivos cócteles de sustancias químicas que se emplean contra determinados cánceres.

El PP, que todavía no se ha pronunciado públicamente al respecto, vela armas, lo mismo que las asociaciones contra la droga y, por supuesto, las de corte católico. Por su parte, al Ministerio no parece importarle demasiado la previsible embestida de la oposición. «No hay nada que nos asuste», en palabras de Elena Salgado. Incluso el propio Ministerio del Interior, a través de un grupo de expertos, ya recomendó hace unos meses que se eliminen las trabas para investigar sobre el posible uso terapéutico del cannabis.

La idea de la Generalitat es que se dispense marihuana en los hospitales y bajo el control directo de los especialistas que traten a los pacientes que vayan recibirla. Según ha podido saber El Confidencial, Elena Salgado tiene interés en zanjar cuanto antes este asunto con la vista puesta en el balance de fin de año, fecha en que los socialistas tienen la intención de hacer cara al electorado un balance de los «logros prometidos», según ellos, conseguidos en los primeros nueve meses de gobierno. En esto no hay diferencia. Siempre en campaña.