Se trata de un proyecto emprendido por la ex modelo profesional Jacqueline Castro y financiado por el municipio.

La idea es acercar a escolares de entre 6 a 18 años al mundo del modelaje, con el fin de que se convierta en un pasatiempo que los haga alejarse de las calles y de los peligros que conllevan.

No se trata de que cambien las calles por las pasarelas, sino que a través de dicha actividad fomentar una visión sana de la vida y fortalecer sus autoestimas.

Los entusiastas asistentes al taller viven en barrios considerados peligrosos, como tantos otros de Santiago, pese a lo cual se mantienen lejos de la droga y la delincuencia.

La gestora del proyecto explica que más allá de que los jóvenes se conviertan en modelos, lo importante es que el aprendizaje les sirva para ser mejores personas.

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