El Senado rechazó la idea de legislar del proyecto que despenaliza la siembra, plantación, cultivo o cosecha de especies vegetales del género cannabis u otras productoras de sustancias estupefacientes o sicotrópicas, destinadas al uso o consumo personal exclusivo y próximo en el tiempo.

La propuesta fue desestimada por 25 parlamentarios y sólo votó a favor el senador Nelson Ávila (independiente), precisamente quien era el autor de la iniciativa.

Durante la continuación del debate en la sala –que se inició en el pasado 4 de enero pasado-, expusieron sus argumentos contrarios al proyecto los senadores Fernando Cordero (designado), Jaime Gazmuri (PS), Alberto Espina (RN) y Rafael Moreno (DC).

Cordero señaló que aprobar la iniciativa “sería una burla para las seis mil personas que con un tremendo esfuerzo, se someten a los programas de rehabilitación implementados a través del convenio Conace-Fonasa, por su adicción a las drogas».

«Si la marihuana es buena o no para curar algunas dolencias, no tiene relevancia alguna, también el arsénico que es un veneno letal, tiene -en pequeñas dosis- fines terapéuticos, lo mismo ocurre con la quinina, que es un veneno, pero se utiliza en medicina, así también, en el alivio del dolor, se utiliza médicamente la morfina, pero ello, no autoriza a decir que su consumo debe permitirse libre e indiscriminadamente», sostuvo.

Asimismo, dijo que la Secretaria Ejecutiva del Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (Conace), tiene razón cuando dice que la marihuana no es una sustancia inocua puesto que hay investigaciones en el mundo que prueban que su uso habitual genera complicaciones en la vida y salud de las personas.

El parlamentario afirmó que el peligro de la marihuana es que se presenta a los jóvenes como algo que se toma y se deja voluntariamente, sin consecuencias, sin considerar que inserta al individuo en patrones conductuales y sociales propios del consumo de drogas. “Considero, esta iniciativa legal, perjudicial a todos los enormes esfuerzos que se han hecho a todo nivel, para mantener a raya el avance de la drogadicción en nuestro país», dijo.

En tanto, Gazmuri afirmó que la iniciativa ha tenido el mérito de provocar en el Senado un intenso debate respecto al problema de la drogadicción en Chile, y consideró que cualquier política debe ser múltiple pues está probado que la recuperación es un proceso difícil.

Sin embargo, lamentó que el mayor problema de adicción en Chile, el alcoholismo, quede oscurecido por «esta focalización solamente en los efectos perniciosos de la droga ilícitas».

«Desde el punto de vista de la adicción, el mayor problema, el que más daño genera a las familias, es el del alcoholismo, pero frente a esto y sus graves efectos no tenemos ningún debate comparativo al que hay respecto al de la droga, no hay ninguna preocupación sustantiva de la autoridad pública y se está infringiendo un daño tremendo a grandes sectores de la población por la vía de la adicción al alcohol», afirmó.

Consumo individual

A su vez, Espina, tras exponer los efectos negativos del consumo de marihuana, señaló que el proyecto sostiene que si en la legislación chilena el consumo no estaría sancionado, entonces es preferible que el consumidor individual, en vez de recurrir a las redes del narcotráfico, pueda tener plantas de marihuana.

«No es cierto que en chile el consumo individual no tenga sanción en toda circunstancia, el consumo individual en Chile se produce en tres situaciones distintas, dos de las cuales están sancionadas y solo una no las tiene», afirmó.

Explicó que si una persona consume cualquier droga en un lugar público tiene una sanción, que es una multa y la obligación de someterse a programas de rehabilitación, al igual que cuando se hace en una casa de forma concertada.

«Sólo en un caso no se sanciona el consumo individual, que es cuando no es concertado y la persona lo hace solo, en este caso no se aplica la sanción porque se ponen en juego dos garantías constitucionales, la de proteger la salud de la población y vida privada de las personas», sostuvo.