Varios estudios han demostrado que el consumo de drogas producen un efecto negativo sobre el ritmo circadiano. Los adictos tienen una amplitud reducida y un retraso de tiempo del máximum de sus funciones circadianas. También se observa una desincronización de la función circadiana del sistema nervioso central y los órganos periféricos. El ritmo circadiano puede incluso desaparecer en casos muy extremos que predice menor calidad de los periodos de vigilia y sueño. Además, la alteración de la función del sistema circadiano causa una adaptación menos favorable a los cambios ambientales y está asociada a muchas enfermedades como anomalías metabólicas y reproductivas, cáncer, envejecimiento, cuadros neurológicos y psiquiátricos. Las alteraciones dependen del tipo de la droga, de su metabolismo, tolerancia y la sensibilidad a la recompensa de la droga.
La falta de regulación del ritmo circadiano ha sido principalmente estudiada en la dependencia al alcohol, cocaína y tabaco. Pero las evidencias indican que los resultados se pueden generalizar para la mayoría de las drogas. Los efectos del consumo sobre el ritmo circadiano persisten durante mucho tiempo, semanas o aun meses.
El consumo crónico de alcohol reduce la amplitud del ritmo circadiano de la temperatura central y del melatonina con un pico de este efecto durante la fase de abstinencia. Se observa hipotermia durante el periodo de vigilia, hipertermia durante la noche con una reducción de la secreción nocturna de melatonina y niveles más altas durante el día. Los adictos al alcohol o a otras drogas pueden presentar una pérdida de la secreción diurna normal del cortisol que se puede recuperar hasta niveles casi normales, en 1 a 4 semanas después del abandono del consumo, aunque el eje hipotálamo-hipofisis- adrenal puede no recuperarse completamente.
La afectación del ritmo circadiano del melatonina se ha manifestado también en jóvenes sanos con una administración esporádica de una dosis moderada de alcohol. Este dato demuestra la necesidad de más estudios sobre el consumo excesivo de alcohol en adolescentes y jóvenes para medir el impacto sobre el ritmo circadiano y su duración. Aunque no se sabe cómo la melatonina regula las respuestas conductuales a las drogas, hay evidencias que tiene un efecto inhibitorio sobre la liberación de dopamina. Un estudio reciente propone que el consumo de una sola copa de vino con la cena (20,5 g alcohol / 24h) puede desincronizar la organización de tiempo circadiana y reducir el rendimiento nocturno del sujeto.
La afectación del ritmo circadiano se ha observado también en fumadores jóvenes sanos. Ellos tienen menor amplitud y un lapso de tiempo del pico en los valores diurnos de activación subjetiva en comparación con no fumadores y esto está muy relevante para ellos con mayor dependencia. La alteración cardiovascular rítmica en las fases iniciales del consumo puede ser un marcador de riesgo del desarrollo de patología aguda o crónica asociada a la dependencia al tabaco.
En consumidores de MDMA, el deterioro del ritmo circadiano, sobre todo el peor sueño, se ha relacionado con mayor riesgo de padecer patología mental y problemas asociados a la neurotoxicidad serotoninérgica de la droga.
Tratamiento especializado. Jose Manuel Torres Garcia. Clínica de desintoxicación. Expertos en drogodependencias.
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