El material genético de determinados fumadores puede incrementar las posibilidades de padecer una serie de enfermedades pulmonares potencialmente mortales, conocidas bajo el nombre genérico de «neumonía intersticial ideopática» (IIP, sus siglas en inglés). Un nuevo estudio analiza las claves de estos trastornos que dificultan que el oxígeno llegue a los tejidos corporales.

Con el apoyo de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EEUU, un grupo de investigadores analizó a 111 familias en las que dos o más miembros padecían IIP. En total, se estudiaron los casos de 309 enfermos y 360 familiares no afectados.

Todos los participantes rellenaron un cuestionario sobre salud y exposición ambiental. También se les realizó una radiografía de tórax y se midió la difusión pulmonar -cómo el oxígeno pasa de los pulmones a la sangre-.

Con los resultados en la mano, los expertos afirman la existencia de una base genética para esta enfermedad. Además de que las 111 familias contaban con más de dos enfermos, el ensayo muestra un riesgo significativo entre hermanos y una edad de diagnóstico similar.

«El trabajo ilustra el importante papel que una exposición ambiental específica, en este caso el consumo de cigarrillos, puede desempeñar en el desarrollo de este tipo de trastornos pulmonares entre personas con un gen determinado», ha señalado David A. Schwartz, autor principal del ensayo publicado en «American Journal of Respiratory and Critical Care».

Dejando a parte el componente genético, los expertos afirman que el consumo de tabaco por si solo también resultó asociado con el trastorno. Según afirman los NIH, «después de controlar la edad y el sexo, haber fumado en alguna ocasión aumentó el riesgo de desarrollar la enfermedad 3,6 veces».

Asimismo, las personas más mayores, los hombres y los fumadores presentaron una mayor probabilidad de desarrollar estos problemas pulmonares.

«El siguiente paso es identificar el gen o los genes específicos que causan la enfermedad», concluye Schwartz.