Las personas que empiezan a consumir alcohol en la adolescencia son más propensas a ser alcohólicos, según diferentes estudios publicados recientemente. Y el
panorama se vuelve más preocupante al conocer que en España la edad media de inicio al consumo de alcohol se sitúa sobre los 14 años, en muchos casos por su fácil accesibilidad a su
adquisición.
El Dr. Francesc Freixa, Médico Psiquiatra, Neurólogo, experto en alcoholismo y
drogodependencias; Profesor del Master de Drogodependencias de la Universidad de
Barcelona, añade al respecto que “según los datos oficiales del Plan Nacional sobre Drogas existe
una disminución relativa de consumo de alcohol absoluto por habitante/año, con un descenso
progresivo durante los últimos 10 años, pero España está situada entre el 5º/6º país consumidor de
alcohol. Es una realidad que el volumen de bebida ha aumentado, dado que en la región de
Europa del Sur, España es el país que ha sustituido en mayor proporción el vino por la cerveza”.
En la población general (entre 15 y 64 años), las drogas legales son las más consumidas. El
alcohol es el psicoactivo más utilizado en España. Esta sustancia origina más de 8.500 muertes al
año. En el 37% de los accidentes de tráfico mortales, el conductor presenta ingesta elevada de
alcohol. Se trata de la tercera causa de enfermedad (9,2%), después del tabaco (12%) y la
hipertensión arterial (10%). Además, el 33% de los adolescentes que acude a la consulta del
médico de familia se ha emborrachado en el último mes, según datos recientes de la Sociedad
Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).
“Existe más riesgo de adquirir la dependencia cuanto más joven es la persona que consume
alcohol y los efectos también son mayores si tenemos en cuenta que con esta edad el organismo
es todavía infantil lo que hace que no esté preparado para consumir el alcohol”, advierte el Sr. Luis
Miguel Márquez Cayuela, Presidente de la Federación Al’Andalus y Presidente de la
Asociación Libres del Alcohol Cástulo de Linares.
Según Márquez, “el riesgo no está en que se consuma alcohol, sino en no ver los riesgos que
puede originar el consumo abusivo y no moderado de alcohol. La enfermedad del alcoholismo
aparecerá cuando el abuso de alcohol se convierta en una dependencia”.
Inicio precoz
Para el Dr. Freixa “cuanto más precoz es la exposición a una substancia lícita o ilícita con
capacidad potencial de actuar neurobiológicamente como droga y de generar una toxidependencia,
el riesgo de toxicomanía es mayor”.
Según este experto, el inicio precoz en el consumo de alcohol en España es un detalle
desalentador. “Los datos de las encuestas indican que cada vez la iniciación a la bebida
(alcohólica) y también a la embriaguez se da cada vez en sujetos de menor edad. Hemos pasado
de los 16 años a los 13-14 y esporádicamente a los 12. Y cada vez la distinción entre varones y
hembras es más borrosa”.
El propio Ministerio de Sanidad alerta sobre los peligros y consecuencias que tiene el consumo de
alcohol, tanto en el ámbito personal como en el social. Así, este organismo vincula a alcohol con
problemas sociales como la violencia en el ámbito familiar, la violencia juvenil, los accidentes de
tráfico y el desarrollo de enfermedades crónicas.
Uno de los objetivos del Ministerio de Sanidad se centra en la prevención, que incluye,
naturalmente, la concienciación entre los más jóvenes de los peligros que supone la adicción a una
droga como es el alcohol. “Es una cuestión de educación. Los padres deben saber relacionarse
positivamente con sus hijos. También deben concienciarse de los riesgos que conlleva el consumo
abusivo de alcohol. Dar ejemplo a sus hijos”, añade el Dr. Freixa.
El alcoholismo es una enfermedad crónica, progresiva y a menudo mortal, un trastorno primario y
no un síntoma de otras enfermedades o problemas emocionales. La Organización Mundial de la
Salud (OMS) define el alcoholismo como la ingestión diaria de alcohol superior a 50 gramos en la
mujer y 70 gramos en el hombre (un combinado tiene aproximadamente 40 gramos de alcohol, un
cuarto de litro de vino 30 gramos y un cuarto de litro de cerveza 15 gramos). Se caracteriza por
una dependencia emocional y a veces orgánica del alcohol, y produce un daño cerebral progresivo
y finalmente la muerte.
“El alcoholismo no conoce de tipos de bebidas. Tanto el vino como la cerveza llevan alcohol,
aunque tengan menos grados de alcohol que otras bebidas como el whisky, la ginebra,… Es un
mito social pensar lo contrario porque cualquier bebida alcohólica puede generar dependencia”,
asegura Luis Miguel Márquez.
Trastornos originados por el alcohol
En un artículo publicado en The Lancet en febrero, escrito por el Dr. Marc Schuckit, del Sistema
Sanitario de Asuntos de Veteranos de San Diego y la Universidad de California, ya se afirmaba que
“un inicio más temprano del consumo regular se asocia con mayor probabilidad de problemas
tardíos”.
Habitualmente, el período en el que más se bebe es entre los 18 y los 22 años, y tampoco difiere
mucho entre las personas con futuros trastornos por consumo de alcohol y la población general.
Más del 60% de los adolescentes, incluidos los que no sufren trastornos por consumo, han
experimentado un estado de embriaguez a los 18 años, y alrededor del 30% han faltado al colegio
o al trabajo por beber o han conducido en estado de embriaguez. El abuso y la dependencia
empiezan a menudo al principio o hacia la mitad de la década que transcurre entre los 20 y los 30
años de edad, un momento en el que la mayoría de las personas empieza a moderar su consumo
a medida que aumentan sus responsabilidades.
“En los trastornos por consumo, beber demasiado de forma repetida se asocia con un riesgo de
sufrir episodios depresivos transitorios del 40%, siendo fumadores habituales hasta un 80% de las
personas dependientes, una concurrencia que podría reflejar el consumo de una segunda droga
para arreglar los efectos de la primera o la superposición de predisposiciones genéticas”, agrega el
artículo.
El daño que puede causar el abuso y la dependencia está bien documentado, pero incluye los
efectos en el sistema cardiovascular, por aumento de la presión arterial y de las concentraciones
de colesterol “malo” (LDL). Además, el cáncer es la segunda causa de muerte precoz en las
personas con trastornos por consumo de alcohol, incluso tras controlar el efecto del tabaquismo.
Casi el 75% de las personas con cánceres de cabeza y cuello padecen trastornos por consumo de
alcohol, doblando también estos trastornos el riesgo de padecer cánceres de esófago, recto y
mama. Estos resultados podrían reflejar el deterioro del sistema inmunitario inducido por el alcohol.
www.alaclibres.org / www.federacionalandalus.com /
www.ub.edu/drogodependencies/