El Ministerio del Interior británico anunció hoy la ilegalización del consumo, tenencia y tráfico de la ketamina, un poderoso anestésico de uso humano y veterinario convertido en la droga de moda en las discotecas de este país.
La inclusión de la también conocida como «K» o «Vitamina K» en la categoría «Clase C» de drogas más peligrosas (cannabis) a partir de la semana próxima obedece a los daños cerebrales que provoca en sus consumidores habituales.
Tales efectos pueden desembocar en parálisis temporales y demencia, apuntó Paul Goggins, secretario para Narcóticos en el Ministerio del Interior, al declarar la restricción de la ketamina por constituir un serio peligro para la salud de la juventud.
A partir del 1 de enero, toda persona hallada en posesión de la droga podrá ser penada hasta con dos años de prisión, período que se eleva a 14 en los casos de comercio.
Estas sanciones podrían aumentar para aquellos que vendan o trafiquen en las cercanías de escuelas o con menores.
La ketamina fue comercializada como anestésico en 1965 por los laboratorios estadounidenses Parke & Davis para uso humano (Ketalin, Ketalar), y veterinario (Ketaset), y puede ser consumida líquida, mediante inyecciones intravenosa e intramuscular, o en polvo, por evaporación.
Esta droga provoca una anestesia disociativa, interrumpe las vías cerebrales de asociación y produce bloqueo sensorial por lo que su uso humano ha sido discontinuado en muchos países a causa de tales efectos, según estudios médicos.
De acuerdo con un reciente informe de la organización no gubernamental Drugscope, que monitorea el uso de drogas en Gran Bretaña, la ketamina se ha convertido en los últimos meses en el estupefaciente de uso más popular entre los jóvenes en razón de su bajo costo y hasta ahora libre acceso.
La investigación confirmó el abaratamiento de las drogas en el país en años recientes, donde se ha incrementado el consumo de las denominadas duras como la cocaína y el éxtasis.
Una pastilla de esta última puede ser adquirida ahora por menos de 90 centavos de dólar, en lugar de los dos dólares que costaba el año pasado, según el estudio.