La carrera contra el tabaco circula a todo tren. A partir del 1 de febrero de 2005 los adictos a la nicotina que viajen en ferrocarril no podrán fumar ni en el vagón de cola, a no ser que el trayecto dure más de cinco horas. La medida, anunciada ayer en el Senado por la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, afecta al 98% de los trenes.

Ni en el AVE, ni en los trenes regionales, ni en los de cercanías se podrá ver una voluta de humo. Tan sólo en el 32% de los itinerarios de grandes líneas, aquellos en los que el viaje dura más de cinco horas, se podrá consumir tabaco

Renfe, aunque se lo pone difícil a sus clientes, es en el fondo magnánima y vela por salud mental del pasaje. Para ayudar a pasar el mal trago de la abstinencia, la compañía impartirá cursillos a los trabajadores con el fin de atender los casos de ansiedad que broten en el pasaje como consecuencia de la prohibición.

Magdalena Álvarez cree que la decisión supone un «salto cualitativo» en la política de la compañía. Renfe no dispensará indulgencias que permitan fumar en la cafetería o en la plataforma de los trenes. A lo sumo se aviene a habilitar vagones para que los que no pueden vivir sin echar mano de la pitillera se desfoguen.

Las plazas para fumadores que ofrece la compañía de transportes en los trenes de largo recorrido no superan el 36% de la oferta, según estipula un real decreto que data de 1999. En la actualidad sólo se están ofertando asientos de fumador en el 33% de las plazas.

Para complacer al senador que se interesó por el asunto, el parlamentario de CiU Ramón Companys Sanfeliú, la ministra ha mantenido en secreto hasta ahora la toma de esta decisión, que fue adoptada hace unos días. Álvarez dijo ser consciente de que determinaciones de este tipo han de implantarse de manera gradual, pues es consciente de la «ansiedad y el estrés» que puede desencadenar la prohibición entre los dependientes del alquitrán emboquillado. «Ahora tienen pocos espacios, pero iremos reconduciendo la situación», apostilló la titular de Fomento.

«Antihumos»

En el transcurso de su intervención en el Senado, Álvarez exhibió su condición de militante «antihumos» y alegó que cuando era consejera de la Junta de Andalucía mantuvo algunos tiras y afloja con el entonces ministro de Administraciones Públicas Mariano Rajoy, amante de los puros. «Ya sabrá usted que soy una luchadora de primera línea para que no se fume», se enorgulleció la ministra.

El senador Companys saludó más que complacido la iniciativa, pues destacó que el tabaco mata seis veces más que la carretera. Al senador le vendrá de perlas la medida, ya que es un usuario habitual del AVE al que le han atufado con frecuencia. Cuando por carencia de billetes el parlamentario ha tenido que reservar una plaza en zona de fumadores, Compays se ha sentido atosigado por la humareda. «Le aseguro que no es agradable», adujo el parlamentario.

«Cuando pregunté por el problema, los trabajadores me explicaron que una mayoría de fumadores adquieren una plaza de no fumador para poder ir a fumar a la zona de fumadores cuando les apetece y no tener que soportar humo ajeno durante el viaje», arguyó Companys, quien se hizo cargo de la precaria situación de los empleados que tienen que aguantar la sobredosis tabáquica.

«¿Qué pasa con el personal femenino que se ve obligado a trabajar en esas condiciones y opta por la maternidad? ¿Tiene que pedir la baja no cumplir con la legislación?».