Cerca del 7% de los hombres y el 5,3% de las mujeres consumen alcohol de forma abusiva en España, lo que sitúa a este país en uno de los primeros lugares del mundo en su ingesta, con una media de 9,3 libros de alcohol puro por habitante y año, según Jesús Bedate, Jefe Clínico del Servicio de Psiquiatría del Hospital General de Valencia. Bedate participó ayer en el seminario «Sida y Drogas, una nueva perspectiva», que se celebra hasta el próximo viernes en Valencia, con la ponencia «Alcoholismo y su tratamiento», donde asegura que el alcoholismo «es la drogodependencia más importante en nuestro país, tanto por el numero de afectados como por sus repercusiones sanitarias».

Según señala en la ponencia, el 3,5% de todas las defunciones, entre el 20 y el 30% de los accidentes laborales, entre el 30 y el 50% de los accidentes de tráfico y el 25% de los suicidios consumados están relacionados con el consumo de alcohol.

«Sin embargo, debido a la aceptación social y a la tradicional costumbre de beber bebidas alcohólicas en todo tipo de ceremonias y actos sociales, no se puede considerar patológico ni el abuso ni la dependencia de alcohol, y tanto el enfermo como su entorno aceptan con naturalidad conductas patológicas derivadas de su consumo», afirma.

Bedate explica que, según los datos del Plan Nacional Sobre Drogas y del Observatorio Español sobre Drogas, se constata que el alcohol junto con el tabaco son las sustancias de abuso más utilizadas en España.

Según el especialista, los jóvenes consumen alcohol en grandes cantidades, especialmente los fines de semana, y se aprecia una mayor presencia de mujeres entre la población consumidora.

La intoxicación aguda por etanol, denominada como «borrachera», produce cambios de conducta como agresividad, falta de atención, disminución de la capacidad de juicio, euforia o depresión, según Bedate.

El riesgo de padecer el alcoholismo está en relación directa con las cantidades de alcohol ingeridas habitualmente y con la predisposición individual, y se establece que el nivel de consumo que produce daño y elevadas probabilidades de padecer alcoholismo a las ingestas diarias de alcohol puro es de 40-70 gramos para los varones y de 20-50 gramos para las mujeres.

Señaló que el alcoholismo crónico es una enfermedad que se caracteriza por la dependencia de alcohol y sus consecuencias, y puede llevar a los enfermos a tener síntomas de abstinencia, que se manifiestan generalmente por la mañana y con temblores de manos o de las comisuras labiales, náuseas y vómitos que ceden al beber alcohol.

El «delirium tremens» es un cuadro de abstinencia grave, pues además del temblor, el enfermo presenta obnubilación de conciencia, agitación, insomnio, fiebre, taquicardia y deshidratación.

Respecto al tratamiento, Bedate señala en su ponencia que la farmacoterapia del alcoholismo constituye un elemento más del tratamiento junto con el psicológico y la intervención social.