Un importante político británico, Laidlaw de Rothiemay, de la Cámara de los Lores, confesó a la prensa en días recientes que había pasado su vida adulta luchando contra la «enfermedad».

El término nos hace pensar que el acto sexual puede crear una necesidad compulsiva -como el alcohol o tabaco- y que su privación provoca en la persona efectos nocivos físicos y mentales.

Pero ¿es realmente la adicción sexual una enfermedad?

O ¿es sólo una excusa conveniente que utilizan hombres y mujeres que son infieles?

«Sí es una enfermedad y existe realmente» dijo a BBC Ciencia el doctor Andrés Flores-Colombino, expresidente de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual.

«Es un comportamiento obsesivo compulsivo en el que la voluntad no puede oponerse a una pulsión interna y que lleva a realizar determinadas prácticas», agrega el experto.

¿Adicción?

Los expertos afirman que la adicción sexual es un trastorno grave que se cree afecta a una de cada 20 personas.

Según la organización británica de asesoramiento familiar Relate en los últimos años ha habido un gran aumento en el número de casos relacionados con conductas sexuales compulsivas.

Tal como explica el doctor Flores-Colombino, ésta no es una adicción química como la del alcohol o cocaína, sino es una adicción que tiene que ver con la práctica.

E igual que en la adicción al juego, se cree que está involucrado un elemento bioquímico relacionado a la liberación de dopamina en el cerebro.

«Es una necesidad compulsiva que conduce a llevar a cabo un cierto tipo de prácticas», afirma el experto.

«Y éstas son prácticas que tienen consecuencias en la esfera personal e interpersonal y que pueden ser muy destructivas».

Esto, explica el médico, debido a que un adicto sexual es incapaz de mantener un sistema de valores o compromisos de tipo social o familiar.

Los adictos sexuales a menudo son hombres, pero también hay casos de mujeres adictas al sexo.

Y la conducta puede variar desde una adicción a la pornografía hasta visitas frecuentes a prostitutas.

En general, afirman los expertos «es una forma de escape, por una baja autoestima, o sentimientos de enojo e inseguridad».

Compulsión

Según el doctor Flores-Colombino «la adicción sexual es un comportamiento que tiene todas las características de una adicción química».

«Es decir, tiene los tres elementos clásicos: la compulsión para conseguir la «droga», la frustración cuando no se consigue y una dependencia psíquica y química», señala.

«Y esto puede conducir a muchos conflictos, tanto interiores como exteriores».

Otros expertos afirman sin embargo que no debería usarse el término «adicción» para describir lo que es una conducta compulsiva y obsesiva.

Hay claras diferencias, dicen, entre la respuesta de una persona a sus propias descargas de adrenalina y la necesidad de obtener una sustancia a la que el cuerpo se ha vuelto adicto.

«No deberíamos «secuestrar» el término de adicción» afirma Glenn Wilson del Instituto de Psiquiatría de Londres.

«El concepto original de adicción es cuando ocurre un «corto circuito» en las señales del cerebro que nos hacen sentir placer como recompensa cuando hacemos algo que tiene un valor de supervivencia, como comer o tener relaciones sexuales», afirma el psiquiatra.

«Pero me parece que tomar este concepto y afirmar que alguien es adicto al chocolate o al sexo -que son actividades con las que esperamos ser recompensados- es un argumento equivocado».

Sea adicción o conducta compulsiva, la realidad -afirman los expertos- es que el sexo no debería ser una obsesión.

Todos tenemos impulsos sexuales -algunos más otros menos- y éstos fácilmente pueden ponernos en problemas cuando no logramos inhibirlos o controlarlos.

«Son personas que tienen muchos problemas y que sufren mucho y por eso es necesario tratarse» afirma el doctor Flores-Colombino.

«Porque lo se busca, como en todo, es lograr el equilibrio y tener relaciones sexuales satisfactorias con una pareja estable».