El ministro francés de Sanidad, Philippe Douste-Blazy, señaló hoy que tomará medidas para que en las botellas de bebidas alcohólicas figure un mensaje en el que se advierta del riesgo para el feto del consumo de alcohol de las mujeres embarazadas.

«Hemos decidido que habrá un etiquetado en las botellas de alcohol que permitirá explicar que para una mujer embarazada beber es peligroso», anunció Douste-Blazy, antes de recordar que esa práctica es «excesivamente peligrosa para el feto, es incluso la causa más importante de retrasos mentales».

Douste-Blazy anunció que en el próximo otoño se lanzará una campaña para prevenir el consumo excesivo de alcohol, dirigido de forma especial hacia las mujeres en estado, de la que se encargarán los farmacéuticos en el momento de la venta del test de embarazo.

La iniciativa del Gobierno es respuesta a la apertura por la Fiscalía de Lille (norte) de una investigación preliminar sobre los puesta en peligro de la vida de terceros, engaño agravado sobre el producto y heridas involuntarias, con base en una denuncia de tres mujeres cuyos hijos sufren del Síndrome de Alcoholismo Fetal (SAF).

Las tres mujeres, que no han querido revelar su identidad, se querellaron por lo penal por la ausencia de etiquetas en las botellas de bebidas alcohólicas sobre el riesgo de su consumo, específicamente para las mujeres embarazadas.

El alcohol en ellas puede generar un SAF en sus hijos, dolencia que afecta a unos 7.000 recién nacidos en Francia cada año y se caracteriza por anomalías neurológicas, algunas irreversibles.

Hasta ahora, la legislación francesa estipula que tiene que haber advertencias sobre los riesgos del consumo de alcohol en la publicidad de este tipo de bebidas, pero no en las propias botellas.

Precisamente, las restricciones a la publicidad del alcohol ha sido objeto de polémica política en los últimos meses por un grupo de parlamentarios, vinculados a los productores vinícolas, de modificar la ley de 1991 que prohíbe comunicar sobre las presuntas cualidades sensoriales de los caldos.

El conocido como «lobby del vino» toma como modelo la legislación española y quiere que también en Francia el vino sea considerado un alimento y se diferencie del resto de los alcoholes.