La presión ejercida por los viticultores para que la reforma de la Lei sobre Drogas que prepara la Xunta no limite la publicidad de las bebidas alcohólicas ha surtido efecto. Fraga admitió ayer que «algunha cousa se poderá facer», a pesar de que la modificación legal proyectada por su Gobierno ya se encuentra en fase parlamentaria. «O anteproxecto foi remitido no seu día e entón non recibimos observacións, e agora que pasou o período de enmendas é cando están chegando».

Fraga consideró «evidente» la diferencia entre bebidas de 50 grados, «como o mellor dos oruxos, que é excelente, pero que convén rebaixalo nunha queimada a 20», y otras de menor graduación como el vino, la cerveza o la sidra. «Neso estamos e queremos acertar», prometió el jefe de la Xunta.

Los productores de vinos con denominación de origen reclamaron un tratamiento específico para sus caldos, apoyándose en la decisión del Gobierno central de dejar fuera de su ley antibotellón a los vinos de calidad y aprobar una reglamentación especial para este sector. Por ello, advertían de que la ley gallega supondría un agravio comparativo respecto a otras comunidades, donde prima la legislación estatal.