El incesante ding-dong de las máquinas tragaperras debe de resultar hipnótico para los chavales. Suena esa musiquilla, que en realidad es de estructura infantil, y de vez en cuando el ritmo se acompaña de otro sonido: el que produce la catarata de monedas al caer, signo de premio. Esa recompensa también debe de ser magnética, pues de hecho arrastra a un sinfín de personas al juego de azar. Y no sólo adultas: ya se dispara el número de chavales que se gastan casi todo lo que tienen en las tragaperras.
En Granada, casi el 1% de los menores de 11 a 14 años de edad invierte la mayor parte de su dinero en jugar en este tipo de máquinas, que están prohibidas para quienes no hayan cumplido los 18 años. Ese porcentaje debe se tomado en serio, pues supone más del doble de la media andaluza. Es decir, los chavales de Granada son los andaluces que, con gran diferencia, más dinero gastan en esta clase de actividades, caracterizadas por su alta capacidad de adicción.
De hecho, once niños fueron tratados el pasado año por su «enganche» con el juego. Ahora están todos rehabilitados.
Estos datos fueron aportados ayer por la Asociación Granadina de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Agrajer). Hubo más cifras: un tercio de los chavales de 11 a 14 años ha participado a veces en juegos de azar, y un 4,5% lo ha hecho de forma reiterada.
Esta situación, preocupante, ha llevado a Agrajer, a la Junta de Andalucía y a la Diputación Provincial a impulsar un plan para prevenir en las escuelas la adicción al juego entre los menores de edad.
Se trata de una experiencia piloto que por ahora se aplicará en 30 municipios de Granada. No obstante, el compromiso de todas las partes es extenderla a la totalidad de la provincia, y también existe la voluntad de llevarla al resto del territorio de la comunidad autónoma si todo marcha bien.
El programa alcanzará por el momento a 2.200 niños de 9 a 16 años de edad, todos ellos de secundaria y de los dos últimos cursos de primaria.
Padres y docentes
Una de las claves de este plan radica en que también irá dirigido a los padres y al profesorado. De hecho, la primera de las sesiones irá dirigida a ellos. «Si los padres y los profesores no participan, el programa se aplicará en otro colegio distinto», manifestó ayer Juan Luis Suárez, presidente de Agrajer.
El proyecto echará a andar en el mes de octubre, después de que se hayan seleccionado los 30 centros educativos. Además de esa charla inicial con progenitores y docentes, habrá otras tres sesiones con los escolares para abordar los problemas relacionados con el juego. Y más tarde -a los 6, 12, y 18 meses- se celebrarán tres nuevas sesiones para hacer un seguimiento de la conducta de la menores.