No le dio tiempo a subir las escaleras para llegar a su domicilio. La mezcla de «speed» -anfetamina en polvo- y alcohol consumida durante la noche anterior junto a sus amigos resultó explosiva para su organismo. Su corazón dejó de palpitar a las ocho de la mañana. Antonio José V. O., de 23 años de edad, sufrió un paro cardiaco después de haber consumido, según manifestaron sus amigos a la Policía Nacional, cierta cantidad de «speed» mezclada con alcohol.

Según fuentes de la investigación, el joven era natural de Granada. Residía frente al lugar en donde terminó clínicamente muerto: en un bloque de pisos de la calle Alcalá de Henares nº 2, esquina con la Avenida de Cervantes. El fallecido estuvo toda la noche de «marcha» con los miembros de su pandilla de amigos -tres chicos y una chica de edades comprendidas entre los 22 y 27 años- con los que asiduamente salía. Todos eran estudiantes y vecinos del entorno de la avenida de Cervantes.

Los hechos sucedieron entre las siete y las ocho de la mañana de ayer. Los amigos del joven le acompañaron a su domicilio porque se encontraba mal. Una vez que subían por la escalera exterior, Antonio José V. O. se desplomó. Los amigos le sacaron a la calle y lo tumbaron en la zona del paso de peatones, frente al quiosco de prensa de la avenida de Cervantes. Los músculos de la víctima dejaron de funcionar. Perdió el conocimiento. El joven no respondía a los llamamientos de sus compañeros que intentaban reanimarlo, para que al menos, les dijera qué le pasaba. Todos pensaron que podría estar indispuesto porque le hubiese afectado alguna sustancia de las consumidas. Nunca pensaron en lo peor.

Boca a boca

La aparente falta de respiración del joven hizo que uno de sus compañeros le realizara el boca a boca para reanimarlo, y otro le practicara el masaje cardiorrespiratorio sobre el pecho. Un tercero pidió una botella de agua en un establecimiento para refrescarle la cara. Llamaron desde un móvil al 061. Los equipos de emergencias sanitarias llegaron en breve espacio de tiempo con una UVI móvil. El joven ya estaba clínicamente muerto, aunque dentro de la UVI móvil intentaron reanimarle durante 45 minutos, siendo ello inútil, pues sus constantes vitales se habían parado. El corazón dejó de responderle.

Al parecer, la dosis de «speed» que ingirió el fallecido no era muy grande. No era la primera vez que tomaba drogas, según confirmaron los amigos a la Policía.

Las fuentes consultadas aseguran que la proximidad de las fiestas navideñas y de las vacaciones para los estudiantes favorece el incremento de drogas con las que se trafica en el mercado negro. También son fechas propicias para la celebración de fiestas «rave», donde habitualmente se consumen este tipo de sustancias entre los asistentes.