El presidente de la Asociación Española Contra el Cáncer en Albacete, Andrés Sánchez Ortega, fue fumador y sabe mejor que nadie que esta adicción mata o te condena, como a él, a dormir conectado a una máquina. Ayer seguía dándole vueltas a la mejor fórmula para que el humo desaparezca de la hostelería. Y es que la Ley Antitabaco, en su opinión, se ha quedado en una norma descafeinada que mantiene los ceniceros en los locales de menos de cien metros, es decir, en la mayoría de los bares y cafeterías. Sánchez no quiere enfrentarse a los hosteleros, a los que comprende, pero ayer recordaba que, si bien el cliente puede elegir, hay cientos de camareros que no tienen más opción que ser fumadores pasivos.

La Asociación contra el Cáncer estudia la fórmula para disponer de un listado, bien contrastado, en el que aparezcan todos y cada uno de los establecimientos hosteleros en los que se pueda sortear el humo del tabaco. Primero, porque estos bares y restaurantes atraerían la atención de sus cerca de cuatro mil socios, y segundo, porque los premiaría, aunque sólo fuera con una placa de reconocimiento.

Castilla-La Mancha lleva dos meses en la Red Respira, una iniciativa, avalada por el Ministerio de Sanidad, que pretende agrupar a todos los establecimientos que se han preocupado de que los no fumadores tengan un espacio. Sin embargo, mientras Toledo cuenta ya con 29 locales, Albacete carece de adhesión alguna. Eso sí, en Internet ha surgido una iniciativa, de carácter anónimo, en la que los albaceteños pueden consultar una lista de espacios sin humos y añadir a la misma los que hayan podido descubrir. La web albacetesinhumos.com se define como «el punto de encuentro para gente sin humos».

Así, aunque la Red Respira no acaba de captar socios en Albacete, al menos hay cuarenta establecimientos donde se puede proteger a niños y mayores del humo del tabaco.

También es verdad, como reconocía ayer el presidente de los hosteleros albaceteños, Juan Sánchez, que el sector se encuentra entra la espada y la pared. Nadie duda de que el tabaco es nocivo para la salud, pero los clientes demandan fumar mientras comen, cuando se toman una copa o en el momento del café. Para Sánchez, desterrar el tabaco de las cafeterías conllevaría la ruina.

Javier Escobar, camarero del restaurante Don Gil, explicaba ayer que, aunque fuma, agradece los espacios sin humo. En su establecimiento, ambas zonas, las de fumadores y no fumadores, se llenan, por lo que este profesional dudaba de que prohibir el tabaco por entero no perjudicara al negocio. «Te encuentras de todo. Desde quienes vienen con niños y piden la zona de no fumadores hasta quienes van buscando poder fumar sin problemas». En el caso de Don Gil, adaptarse a la ley, según explicó este camarero, no resultó complicado. «Como teníamos varios salones, dejamos uno para fumadores». De todas formas, Escobar insistía ayer en que «lo mejor es que cada uno tenga su sitio».

No hay que olvidar que, desde el 1 de enero del 2006, fecha en la que entró en vigor la nueva normativa, los establecimientos hosteleros de más de cien metros cuadrados están obligados a habilitar zonas para fumadores y no fumadores, mientras que el resto tiene libertad para elegir si prohibe o no el tabaco.

El hecho de no prohibir el humo en todos los locales públicos, independientemente de su capacidad, ha dado lugar a que la mayoría de los pequeños hayan mantenido los ceniceros. Para la Asociación Española contra el Cáncer, España se equivocó al no optar por una solución drástica. Y es que el humo de segunda mano es tan perjudicial como el del fumador. Es más, para Ortega las consecuencias del tabaquismo pasivo deberían considerarse enfermedad laboral en el caso de los camareros.