Desde que el Centro Provincial de Drogodependencias (CPD) en Algeciras se trasladó del casco urbano a Los Pinos el setenta por ciento de los usuarios adscritos al programa terapéutico de dispensación de metadona ha abandonado las sesiones de control. Y es que de los cerca de setecientos toxicómanos en rehabilitación sólo alrededor de unos doscientos consiguen buscarse la vida para llegar al CPD y someterse a los seguimientos médicos a pesar la lejanía física de la sede. «Mira yo no tengo dinero para utilizar los transportes públicos cada vez que me toca el control, porque la poca guita que tengo la empleo en sobrevivir; no me puedo permitir el lujo de darme un paseito de pago ni en bus ni en taxi ni tampoco tengo la cabeza como para estar al tanto de los horarios y demás detalles. Estaba acostumbrado a ir al CPD en el antiguo asilo porque, al igual que a los demás pacientes, nos cogía de camino ya que la metadona la pillamos aquí», comentó uno de los usuarios que a diario acuden al Menéndez Tolosa a recibir su dosis.
El Centro Provincial de Drogodependencias en Algeciras ha cambiado de sede en tres ocasiones en el transcurso de los últimos cuatro años. Del antiguo hospital de La Caridad se marchó al antiguo asilo de San José y de ahí a la sede de la Cruz Roja, donde en estos momentos permanece desde el pasado día diecisiete de febrero. En todas las ocasiones los traslados se han originado como consecuencia del mal estado de las dependencias que utilizaba ya que nadie podía garantizar la seguridad de usuarios y trabajadores. Pero la ubicación del CPD en la sede de la Cruz Roja, en Los Pinos, tenía, en principio, un carácter provisional, ya que la Diputación Provincial de Cádiz (responsable del servicio) se comprometió a concluir en un par de semanas, en colaboración con el Ayuntamiento de Algeciras, las obras del edificio de El Saladillo en el que definitivamente el centro quedará emplazado. El plazo de las dos semanas expiró hace tiempo (concluyó a finales de febrero) sin que los pequeños detalles que entonces faltaban para la inauguración y puesta en marcha de la sede definitiva (el cerramiento, la pintura y el cableado de la luz) se hayan resuelto.
Los pacientes adscritos al programa de metadona son, en última instancia, quienes están acusando la demora de la Administración, exponiendo, incluso, su propia salud. Desde los puntos de vista terapéutico y humano, la situación no está exenta de gravedad, ya que si el usuario no acude a los controles se paraliza el trabajo de años que los trabajadores del centro de drogas han llevado a cabo con aquél. La misión del CPD no es otra que la de controlar la evolución de los pacientes de forma semanal o quincenal para lograr que superen la adicción a la heroína y puedan normalizar sus vidas en todos los aspectos.
El CPD de Algeciras se encarga de realizar el seguimiento a los pacientes de Algeciras, Los Barrios y Tarifa, por lo que el traslado de la sede del CPD del centro a la zona norte de la localidad ha supuesto para la mayoría de los usuarios un obstáculo importante en su titánica lucha contra las drogas. Y es que buena parte de ellos se mueve en la exclusión social y los tres o cuatro kilómetros más que han de recorrer suponen, en ocasiones, una odisea. «El otro día fui andando desde El Saladillo a Los Pinos, pero esta caminata no me lo puedo pegar con frecuencia; el otro día me encontraba con fuerzas, aunque pasé mucho miedo al cruzar la autovía. Realmente la nueva ubicación no hace sino desanimarnos porque ni está al alcance de todos ni su acceso es fácil», comentó otro usuario.
Las quejas de los pacientes adscritos al programa de metadona no se han hecho esperar. Muchos aseguran haber dejado constancia ya de su oposición en el libro de reclamaciones del Centro Provincial de Drogodependencias. Aunque los trabajadores del centro rehusaron hacer declaraciones al respecto ni confirmaron ni desmintieron este extremo.